Presentar perspectivas económicas en Venezuela se ha convertido en una ardua tarea. Si bien siempre es un ejercicio de estimaciones, la escasez de datos, las erráticas decisiones del Ejecutivo y la falta de autonomía del Banco Central de Venezuela, son ingredientes con los que hay que lidiar al momento de proyectar las variables incluso en el corto plazo.
La política tendrá un peso importante en la dinámica de las decisiones. La fecha del 10 de enero y los efectos de un nuevo mandato de Nicolás Maduro con escaso reconocimiento internacional, es uno de los factores a tener en cuenta para la primera parte del año. También están latentes nuevas sanciones por parte de Estados Unidos y la Unión Europea.
Por otro lado, nunca se puede descartar la ocurrencia de imprevistos que produzcan cambios drásticos, lo que se suele identificar como un cisne negro. Se trata, según explica Nassim Taleb, autor del libro El cisne negro: el impacto de lo altamente improbable, de eventos que “nada del pasado apunta de forma convincente a su posibilidad” y que causan un impacto enorme.
Con la información disponible hasta el momento, lo que se avizora es la continuidad de Maduro en el poder, la posible celebración de un referendo para decidir sobre una nueva Constitución y un deterioro mayor de la economía. Ninguna de las medidas adoptadas por el gobierno en 2018 aporta elementos que indiquen que se trabaja el núcleo del problema económico venezolano.
La hiperinflación seguirá siendo el principal tema a resolver. Si no se toman las correcciones podría cerrar 2019 por encima de 8,4 millones por ciento, de acuerdo con las estimaciones de la firma Aristimuño Herrera & Asociados.
Otras proyecciones como la del Fondo Monetario Internacional (FMI) indican que podría culminar en 10.000.000%.
Para enero se espera una reducción del encaje legal, según indican fuentes de la banca, lo que aceleraría el crédito, cuya velocidad se frenó en los tres últimos meses de 2018.
“La disminución del encaje legal, así como un alza de las tasas activas y de las comisiones es fundamental que ocurra empezando el año próximo para evitar daños sistémicos a la banca nacional, pues la situación actual de la liquidez es bastante comprometedora”, señala Aristimuño Herrera & Asociados.
Por otro lado está la producción nacional. Se espera que 2019 sea el sexto año de retroceso del Producto Interno Bruto Venezolano (PIB), la mayoría de las firmas y analistas estima que en mayor o menor medida el deterioro se profundizará. El banco de inversión Torino Capital, calcula una caída de 2,1%, mientras la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) bajó su proyección sobre la economía venezolana una baja de 10%, desde 8% que estimaba en octubre.
“La contracción esperada del PIB es de 21,8% para 2019, lo que implica una caída acumulada de 60,5% desde 2013, contracción comparable solo con conflictos bélicos en la historia económica (el país solo tiene 40% del tamaño que registró hace 6 años)”, apunta Aristimuño Herrera & Asociados.
Un aspecto clave de este colapso está relacionado con la producción petrolera. La caída de más de 510.000 barriles diarios hasta noviembre de 2018 hace prever un mayor deterioro en 2019, lo que incluso pone al país en riesgo de dejar de ser exportador de petróleo, con un bombeo destinado básicamente al consumo interno y al pago de deudas con China y Rusia.
Es muy probable que a más tardar en el primer trimestre de 2019 ya Petróleos de Venezuela esté bombeando por debajo del millón de barriles diarios, una cifra que no se veía (sin contar el paro petrolero de 2002-2003) desde principios del siglo pasado cuando la industria estaba en pañales.
“Vemos con alta probabilidad que la producción de la compañía siga deteriorándose en 2019, considerando que solo para lograr estabilidad en la producción son necesarios cerca de $30.000 millones. Esto deja el déficit de caja en 2019 en una situación muy complicada”, señala Aristimuño Herrera & Asociados.
El impacto esperado en las importaciones en 2019 es una reducción a $11.500 millones, desde los $12.000 millones de 2018, según cálculo de Torino. Mientras, Aristimuño Herrera & Asociados calcula que se ubicarán en unos $8.200 millones.
El tipo de cambio es una de las variables más difíciles de estimar por la cantidad de factores que están pesando sobre él y la falta de un mercado transparente, así como la falta de divisas oficiales para nutrirlo. En lo que coinciden los análisis es que seguirá al alza y coexistiendo una tasa oficial y una paralela.
Desde noviembre el gobierno ha devaluado el bolívar en el Dicom para acercarlo a la cotización del paralelo, pero la brecha, aunque cada vez más pequeña, persiste.
Según la plataforma AirTM el valor del dólar al 31 de diciembre era de BsS 722,88, mientras el precio determinado por el BCV en la última subasta de 2018 (y que será válido desde el 2 de enero) es de BsS 636,58.
Fuente: http://bit.ly/2EXZnDk
No hay comentarios:
Publicar un comentario