El bufete de abogados que lleva el caso de narcotráfico de Francisco Flores, sobre quien pesa una sentencia de 18 años por conspiración para el contrabando de 800 kilogramos de cocaína hacia Estados Unidos y es conocido por ser uno de los sobrinos de la esposa de Nicolás Maduro, Cilia Flores, apelará el dictamen ante la Corte Suprema de EE.UU.
Este martes fue publicada una moción en el registro de sumarios de la Corte Suprema. De acuerdo con The Associated Press, «los abogados de Flores aluden que juez federal en Manhattan engañó al jurado, cuando les dijo que los acusados debían saber que el destino final de la cocaína era Estados Unidos, un requerimiento para una condena de acuerdo a las leyes estadounidenses».
El recurso consignado por el equipo legal de Flores indica que tanto su defendido como Efraín Campo Flores, quien fue su cómplice y también se encuentra condenado por este caso, no hablan, preguntan o se refieren al destino final del cargamento que era negociado con agentes encubiertos de la DEA, rumbo a Honduras, en las grabaciones telefónicas que fueron consignadas durante el juicio.
Cuando los informantes insertaron en 13 instancias registradas referencias generales al narcotráfico en Estados Unidos, los hombres guardaron silencio o reaccionaron con respuestas vagas e inaudibles, según la petición.
«La única evidencia citada respecto a la supuesta y deliberada evasión de conocimiento de Flores fue que él y Campo permanecieron en silencio —por ejemplo, no buscaron confirmación o aclaración— cuando los informantes de la DEA hicieron sus múltiples insinuaciones», se lee en la moción a la que tuvo acceso AP.
Tras esta apelación, se espera una respuesta de la Corte Suprema para seguir o sepultar el caso. Actualmente se desconoce quién cubre los gastos legales que corresponden a Francisco Flores. Sin embargo, en oportunidades anteriores, el financiamiento era hecho por el magnate chavista Wilmer Ruperti.
– Con la promesa de un anticipo de US$11 millones –
Campo y Flores fueron arrestados en Haití en una operación de la DEA en 2015 e inmediatamente trasladados a Nueva York para enfrentar un juicio. Fueron atraídos a la isla caribeña con la promesa de un anticipo de US$11 millones de un traficante en silla de ruedas que conocieron en Honduras llamado “El Sentado”, quien sin saberlo era un informante de la DEA.
Siguió una reunión en Caracas, en la que se presentó una muestra del narcótico. Pero no se les incautó ninguna droga cuando fueron arrestados en un restaurante cerca del aeropuerto de Puerto Príncipe, poco después de llegar en un jet privado desde Caracas.
Los abogados de Campo y Flores argumentaron en su juicio de dos semanas que ninguna droga se intercambió de manos y que los hombres nunca tuvieron la intención de entregar ninguna.
El testigo estrella de los fiscales, José Santos-Peña, era un informante de la DEA que luego se descubrió que había mentido a sus manejadores.
Entre las pruebas que figuraron durante el juicio, la Fiscalía presentó fotos y grabaciones de los encuentros de los dos familiares de la esposa de Maduro con narcotraficantes.
Entre las hipótesis manejadas sobre la operación, se afirma que la intención de los sobrinos Flores era usar el hangar presidencial en el aeropuerto Simón Bolívar de Venezuela para sacar la droga desde Haití y aterrizara en Venezuela. Posteriormente, el cargamento sería enviado a Honduras y finalmente a Estados Unidos.
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