En medio de lo que se configura como una atípica, efímera y desigual campaña electoral de un mes, parece que uno de los contendientes a la presidencia, por medio de su asesor económico, Francisco Rodríguez, tiene la capacidad para asomar temas económicos sustantivos respecto a cómo repensar una sociedad “democrática” que sin crecimiento ni eficiencia no puede ser tal porque se transforma en una suerte de juego perverso de repartición de rentas, vasallaje y servidumbre como continúa amenazando, más que ofreciendo, el presidente de la República Nicolás Maduro, en contraposición a la posibilidad de una verdadera inclusión y participación en procesos generadores de crecimiento, riqueza y bienestar.
En este sentido, este domingo 29 de abril de 2018 en un programa de televisión Rodríguez aseguró que el programa de gobierno que diseñan y manejan tendría entre otros objetivos e instrumentos el llamado Programa Venezuela Solidaria, con la finalidad de asignar subsidios directos a través de la tarjeta solidaria en el marco de la dolarización. Asimismo aseguró: “Vamos a quitar los controles que asfixian la economía”.
Estas dos líneas gruesas de política -repensar los controles y diseñar alternativas que hagan compatibles los bienes sociales de eficiencia y equidad- podrían implicar un giro de 180 grados respecto al actual modelo económico y a la política pública oficial que no ha podido garantizar ni crecimiento, ni generación de riqueza y bienestar, así como tampoco eficiencia, mucho menos la inclusión en un sentido moderno de equidad en el acceso a condiciones de vida dignas y más que suficientes, sino por el contrario una “igualación” hacia abajo producto del colapso de la economía y la sociedad.
Aun cuando obviamente pequeños cambios ante el des-Gobierno que tenemos, primer promotor de la violación del Estado de Derecho y de la independencia de poderes, así como una “mínima” revisión de un esquema de control de precios que abarca o amenaza a todos los bienes, servicios y actividades económicas en Venezuela, asomaría cambios positivos en favor de la eficiencia y el bienestar; existen igualmente temas de interés público, no triviales, que deben ser abordados.
Algunos de estos temas, entre muchos otros, a la luz del anuncio de eliminar controles y otorgar subsidios directos serían:
1.- Cómo manejar el colapso y el distanciamiento generalizado entre la capacidad a pagar y la valoración por el bien en el corto plazo en el marco de una eliminación de controles y eventuales políticas de acceso -por ejemplo subsidios directos-. El tema no es trivial al punto de que si bien ha solido circunscribirse exclusivamente en países muy pobres y respecto a servicios públicos de red de primera necesidad o vitales como el agua, saneamiento e higiene, en Venezuela dada la depauperación del poder de compra de bolívar tal preocupación podría trasladarse a prácticamente cualquier sector económico y tipo de producto. Este tema reviste cierta complejidad técnica toda vez que existiendo asimetrías de información y correlación pobre entre intensidad de consumo, referido a los servicios públicos de red, con el nivel de ingreso del hogar, las políticas de subsidios vía tarifas de bloques crecientes podrían crear problemas de costos incentivando el sobreconsumo y lesionando la eficiencia y sostenibilidad de la política y la provisión del bien o servicio.
Por otra parte, apostar a los subsidios directos, desestimando de entrada los beneficios de los subsidios cruzados explotando economías de escala y el beneficio de compartimiento de costos vía discriminación de precios en dos partes -por ejemplo- implicaría una pérdida de los beneficios sociales de las economías de escala -especialmente en aquellos sectores con estructuras de costos subaditivas- pudiéndose evitar el alto costo de oportunidad de los eventuales fondos públicos como alternativa para financiar el acceso. Posiblemente una mezcla de políticas pero tipo decoupling, recogiendo el principio de Tinbergen, podría compatibilizar objetivos de equidad y eficiencia. Sin embargo, lo anterior pudiera implicar formas alternativas, por ejemplo, privatización y re-regulation de sectores caracterizados por poseer segmentos de la cadena de valor que constituyen monopolios naturales. Aquí destaca la propuesta hecha por el jefe económico de campaña de Falcón, porque actualmente los especialistas y practitioners en diseño de políticas que compatibilicen el acceso con eficiencia y sostenibilidad apuestan por subidos directos con “medios testeables”.
2.- Cómo encarar una situación de constreñimiento generalizado de las demandas en muchos sectores que terminen determinando un menor número de oferentes, concentrando mercados de muchos sectores económicos, otorgándole eventualmente poder de mercado a algunos de sus empresas líderes.
3.- Cómo encarar los riesgos de captura de la política industrial en general, ante la situación actual de la industria, y dado los beneficios potenciales de eficiencia económica y justicia ante los consumidores basado en un criterio de política pública de bajas barreras de entrada y contestabilidad de los mercados.
Venezuela requiere más que en ninguna otra época de su historia, adicionalmente a las “políticas commodity” de estabilización macroeconómica -sin embargo no exentas de polémica, por lo visto- políticas microeconómicas, que seguramente el país desea escuchar y conocer de parte de quienes pretenden conducir el futuro de la patria.
* Economista UCV. Master in Competition and Market Regulation, BarcelonaGSE, Universidad Pompeu Fabra, Universidad Autónoma de Barcelona. Master en Economía Industrial, Universidad Carlos III de Madrid. Master en Economía y Derecho del Consumo, UCLM. Postgraduate Diploma in Economics for Competition Law, Kings College London, University of London.
Fuente: https://ift.tt/2FsNJNv
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