miércoles, 30 de noviembre de 2016

El miedo al éxito, por Renny Yagosesky

Aunque parezca obvio que cualquier persona sana y normal quiera lograr metas y superarse cuanto le sea posible, son muchos los que pese a tener potencial, opciones y recursos para progresar, se auto-sabotean de manera recurrente, no arrancan, abandonan y frenan su propio progreso. Podría decirse que muestran tendencia a la baja autoestima que tienen complejos o bloqueos internos o que padecen lo que algunos han denominado miedo al éxito.

El miedo al éxito, puede definirse como un estado de aversión o tensión generalmente inconsciente a lograr y destacar, pues se presumen posibles consecuencias negativas de esos logros. El miedo al éxito suele manifestarse de varios modos o por varias vías, entre las cuales destacan: miedo a no llegar, miedo a perder lo que se logra, miedo a ser envidiado y miedo a no poder adaptarse a los cambios.

El miedo a no llegar es frecuente en los procesos de avance que ponen a prueba nuestra autoconfianza. Muchos no logran convencerse de ser lo suficientemente capaces de alcanzar ciertas metas y prefieren no intentarlo, no esforzarse ni declarar sus metas a toda voz, para no verse en la situación de admitir su supuesta incapacidad. Típicamente, encuentran excusas que justifican la falta de iniciativa o de voluntad. Algunas expresiones que salen de sus bocas, son: “la vida es dura”, “los ricos están completos”, “es preferible ser pobre pero honrado”, “no es el momento”, “muchos lo han intentado y tampoco han podido”, etc. eligen no iniciar para no verse fracasar.

El miedo a perder es común en una sociedad en la que tanta gente quiere objetos, estatus, prestigio y poder. La idea de que es mejor no tener para no tener que sufrir al perder, hace que algunos mantengan un nivel mediocre y vivan por debajo de sus posibilidades reales. Suelen fijarse en lo que los demás pierden y buscan confirmar sus desastrosas teorías sobre los peligros que corren quienes destacan o se enriquecen. Los que viven así, llegan al piso cuatro pudiendo llegar al diez. Su creatividad es usada para defenderse y no para evolucionar.

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El miedo a ser envidiados es uno de los más limitantes en una sociedad dividida en clases sociales, en la que hay gente con mucho y gente con poco. Los más limitados materialmente, son presa fácil de la envidia y pueden mostrar resentimiento hacia los que han logrado acumular ganancias o ventajas en diversas áreas. Alguien dijo un día: “Nada es de nadie mientras exista alguien que lo ansíe”.

Siendo así, para no tener que ser blanco de miradas recelosas, comentarios agrios y las acciones desleales, muchos eligen una vida frugal y anónima y se olvidan de sus sueños.
El miedo a no adaptarse a los cambios, es un miedo a lo nuevo, a lo desconocido. Se sabe que nuestro sistema mental es acomodaticio y apegado a los hábitos. Solemos conservar lo que nos asegura confort y bajo esfuerzo. Preferimos aquello en lo que tenemos experiencia y destreza y evitamos lo que nos pueda hacer quedar en ridículo, lo que nos produce inseguridad, duda o trabajo duro.

Es fácil que despreciemos la oportunidad de un mejor trabajo con la excusa de no estar preparados, que decidamos no salir con alguien que nos agrada y elijamos buscarle defectos para no tener que arriesgarnos, o que sanada una enfermedad, nos saboteemos y recaigamos, si eso hace que encontremos atención de quienes nos rodean y nos ahorra soledad y los retos de la autonomía.

Para vencer estos obstáculos hay que sincerarse, revisar las creencias; cuestionar ciertos paradigmas sobre el éxito y el fracaso, y modificar lo que nos decimos a nosotros mismos y al mundo en general. Se hace indispensable incrementar el amor propio y el sentido de eficacia personal. Para eso se requiere pensar positivamente, dejar de compararse, ir ampliando los logros de lo más pequeño a lo más ambicioso, premiarse cada vez que se logra algo, no “regar a los cuatro vientos” lo que estás planeando, y aceptar que cada persona es responsable de su propia vida. Es recomendable comprender que los objetos se deterioran y que el dinero pasan de mano, por lo que es natural tener algo hoy y ya o tenerlo mañana.

La naturaleza opera por ciclos, por flujo y reflujo: todo se mueve, muta, en un eterno ir y venir, y quien acepta esta ley vive mejor y más tranquilo. Recordemos que al final todo será arrasado por el tiempo. Es la Ley de la Impermanencia de la que hablan los budistas.

Así que es tiempo de exorcizar los fantasmas que nos atemorizan y bloquean el éxito. Crece y ayuda a crecer. Afronta el miedo al éxito. Gracias por leerme.

El Dr. Renny Yagosesky es Ph.D en Psicología, Conferencista y Escritor. Twitter e Instagram: @doctorrenny
Web: www.mundorenny.com



Fuente: http://ift.tt/2fQJwta

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