El Banco Central de Venezuela viene implementando un conjunto de medidas en el ámbito monetario y cambiario desde agosto de 2018, como parte del plan para controlar la hiperinflación. En el frente monetario, de las dos variables que puede controlar solo viene interviniendo sobre una. En específico, una autoridad monetaria puede controlar por un lado cuánto dinero se emite y por otro lado, una vez que el dinero está en circulación, puede regular cuánto dinero se puede intermediar y por tanto multiplicar a través del canal del crédito, esto a través de subir o bajar el encaje legal.
El BCV no está controlando cuánto dinero se emite, sino que una vez que inyecta grandes cantidades de dinero a la economía, busca limitar al máximo cuánto de ese circulante se puede intermediar, a través del aumento del encaje legal. Cuando Nicolás Maduro habló de déficit fiscal cero en agosto del año 2018 y que el financiamiento monetario era de los principales causantes de la hiperinflación, la liquidez en circulación era de Bs 60.000 millones. Al corte de la primera quincena de febrero 2019 ya la liquidez total se ubica por encima de Bs 2 billones y con un ritmo de crecimiento anualizado de 100.000%, mientras que en solo las cinco primeras semanas del año el circulante de bolívares se duplicó.
Esta es una política que está demostrando ser altamente ineficiente en controlar la hiperinflación.
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