Un general del Ejército colombiano pidió perdón públicamente tras admitir que militares mataron, el lunes pasado, a un exguerrillero de las FARC que se había acogido al proceso de paz en Colombia.
El caso desató este domingo un fuerte rechazo de las fuerzas de oposición, incluida la FARC, el partido surgido del acuerdo de paz firmado en 2016 y que condujo al desarme de unos 7.000 combatientes.
La oposición exigió la renuncia del ministro de Defensa, Guillermo Botero, en el centro de las críticas tras haberse hecho eco de la versión del cabo implicado en el crimen, según la cual Dimar Torres murió en un forcejeo cuando intentó arrebatarle el fusil en un paraje de Catatumbo, en el departamento de Norte de Santander (noreste).
«No mataron a cualquier civil; mataron a un miembro de la comunidad. Lo mataron miembros de las fuerzas armadas», dijo el general Diego Muñoz, jefe de la Fuerza Vulcano, en un acto público celebrado el sábado en Catatumbo, región fronteriza con Venezuela.
«Lo lamento en el alma y en nombre los 4.000 hombres que tengo el honor de comandar, les pido perdón. Esto no debió haber pasado y esto no obedece a una acción militar», señaló el oficial, quien según la ONG Human Rights Watch está implicado en una investigación por el homicidio de un campesino en 2008.
Los soldados intentaron enterrar el cuerpo del exguerrillero, que según pobladores fue mutilado, cerca del lugar donde acampaban.
Los lugareños, que discutieron con los militares presuntamente implicados en el crimen, según imágenes grabadas con sus celulares y difundidas en redes sociales, encontraron la fosa a medio cavar y más adelante el cadáver ensangrentado del exrebelde de 34 años.
Tras recorrer el sábado la zona donde se produjo el crimen, la Comisión de Paz del Congreso «concluye que se trata de ejecución extrajudicial, intento de desaparición, y crimen contra el acuerdo y el proceso de paz», escribió el senador Iván Cepeda, miembro de esa célula legislativa.
Hasta este domingo la fiscalía no había dictado ninguna orden de captura por el caso.
Un total de 128 excombatientes de las FARC han sido asesinados desde la firma del acuerdo de paz en noviembre de 2016 hasta principios de abril, según la estatal Agencia para la Reincorporación y la Normalización.
Las autoridades señalan como los mayores agresores a disidentes de la disuelta guerrilla, grupos narcotraficantes y a rebeldes del Ejercito de Liberación Nacional (ELN), la única guerrilla activa reconocida en Colombia.
El partido FARC ha denunciado con insistencia la falta de garantías de seguridad para los exguerrilleros, tras la firma del pacto que puso fin a un conflicto de medio siglo.
Fuente: http://bit.ly/2J7mZqW
No hay comentarios:
Publicar un comentario