miércoles, 31 de agosto de 2016

Gestión de Rousseff es la tercera con peor desempeño económico en 126 años

La economía de Brasil creció a un promedio anual del 0.9% en los primeros cinco años de Gobierno de Dilma Rousseff, quien puede ser destituida mañana, lo que sitúa a su gestión como la tercera con peor desempeño desde la instauración de la República en 1889 en el gigante latinoamericano.

Rousseff, cuyo destino será sellado el miércoles por el Senado, donde una clara mayoría defiende su destitución, también puede despedirse del cargo con una inflación que en 2015 alcanzó su mayor nivel en trece años (10.67 %), un récord de 11.8 millones de desempleados y un déficit histórico en las cuentas públicas.

Sólo los gobiernos de Fernando Collor (1990-1992), cuando la economía sufrió una retracción anual del 1.3 % en promedio, y de Floriano Peixoto (1891-1894), cuando el PIB retrocedió un 7.5 % anual en media, tienen desempeños peores que el de Rousseff en los 126 años de vida republicana de Brasil, según un estudio del economista Reinaldo Gonçalves, profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ).

“Rousseff insistió durante todo el juicio al que fue sometida en el Senado que Brasil no creció en sus años de Gobierno por la crisis internacional. Pero los datos del FMI la desmienten. Los demás países crecieron en el mismo período a tasas muy superiores”, dijo a Efe el economista André Nassif, profesor en las maestrías de administración de negocios (MBA) de la Fundación Getulio Vargas.

Según los datos del FMI citados por Nassif, los países de baja renta crecieron en el mismo período a tasas del 6.0 % anual y los países desarrollados y emergentes a tasas de entre 4.5 % y 5.0 % anual.

Rousseff, sometida a juicio en el Senado por supuestas maniobras para maquillar el mal estado de las cuentas públicas en su Gobierno, fue elegida en 2010 y reelegida en 2014.

En su primer mandato (2011-2014), la economía brasileña creció a un ritmo anual del 2.2 %, pero en 2015, el primer año de su segundo mandato, el PIB de Brasil sufrió una retracción del 3.8 %, el peor resultado en los últimos 25 años, y la previsión de los economistas es que caiga este año cerca del 3.2 %.

Será la primera vez que Brasil encadenará dos años consecutivos de crecimiento negativo desde el bienio 1930-1931, cuando el país sintió los efectos de la crisis mundial de 1929.

Después de esa crisis, la economía de Brasil volvió a entrar en recesión en 1981 (-4.25 %), como consecuencia de la crisis de la deuda externa, y en 1990 (-4.30 %), cuando Collor congeló todos los ahorros del país en un fracasado intento de controlar la inflación.

Un país en recesión

Rousseff puede despedirse también como la primera presidenta que entrega el país en recesión en varias décadas.

Tras la caída del 4.30 % del PIB en el primer año del Gobierno de Collor, la economía repuntó y creció un 1,03 % en 1991. En 1992, año en que Collor fue sometido a un juicio político similar al de Rousseff frente el cual renunció, la economía se encogió un 0.5 % pero en el último trimestre de ese año salió de la recesión con un crecimiento del 2.79 % frente al anterior.

De la misma forma, durante el Gobierno de Joao Figueiredo (1979-1985), último presidente de la dictadura que imperó entre 1964 y 1985, la economía entró en recesión en sus primeros años pero se recuperó antes de que el general le devolviera el poder a los civiles. Durante la gestión de Figueiredo la economía brasileña creció a un ritmo anual del 2.4%.

El PIB brasileño creció a un ritmo anual del 4.4 % durante el gobierno de José Sarney (1985-1990) pese a la crisis de la moratoria de la deuda y cayó un promedio del 1,3 % anual en el de Collor (1990-1992) en medio de una inflación entonces descontrolada y que llegó a ser del 1,300% en 1989.

Tras el Plan Real que en 1994 puso fin a lustros de híperinflación, la economía creció un 5 % anual en el gobierno de Itamar Franco (1992-1994), un 2.3 % anual en los dos mandatos de Cardoso (1995-2002) y un 4% en los ocho años de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), el padrino político de Rousseff.

En 2010, último año de Gobierno de Lula, la economía brasileña creció un 7.6 % gracias a la fuerte expansión del consumo provocada por la caída del desempleo, el aumento de la renta y el ingreso de 30 millones de pobres a la entonces creciente clase media.

Pero entonces Brasil se enfrentó a los efectos de la crisis mundial, principalmente la caída de los precios de las materias primas, que obligaron a Rousseff a adoptar diferentes medidas anticíclicas que resultaron en una fuerte renuncia de ingresos fiscales y un pronunciado aumento de los gastos públicos.

“Brasil redujo los impuestos sobre el bienes para incentivar el consumo y concedió otras renuncias fiscales para incentivar la producción, y esas medidas fueron eficaces hasta 2011. Pero Rousseff cometió el error de prorrogarlas durante todo su mandato cuando ya no tenían efecto”, explicó Nassif.

Las renuncias fiscales por cerca de 120,000 millones de dólares en cinco años provocaron un gigantesco hueco en las cuentas públicas y dispararon la deuda pública a un nivel récord, agregó.

“Su error fue generalizar una política que ya no tenía efecto para dinamizar la inversión privada y que generó un déficit público récord y la pérdida de confianza de todos los actores”, afirmó.



Fuente: http://ift.tt/2bZUZp5

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