Dilma Rousseff, fue suspendida en el cargo desde el 12 de mayo último. Hoy el congreso de Brasil decidirá sobre la destitución de la mandataria. El pleno de 81 senadores decidirá el futuro gobierno del país en una sola ronda de votación. Los aliados de Temer aseguran tener entre 60 y 61 votos para garantizar la condena, más de los 54 necesarios. Todos los sondeos coinciden que sólo un milagro evitará la destitución de la mandataria.
La presentación de Rousseff ayer en el congreso fue su última carta antes de la votación que decidirá sobre su destitución.
La mandataria fue acusada de autorizar gastos a espaldas del Congreso y postergar pagos a la banca pública para mejorar artificialmente las cuentas públicas y seguir financiando programas sociales el año de su reelección y a inicios de 2015, algo prohibido por la Constitución.
Si es destituida, Rousseff se convertirá en el segundo jefe de Estado en ser sometido a un proceso de destitución en el Congreso brasileño. El otro fue Fernando Collor, pero dimitió antes de llegar a enfrentarse con los senadores en la fase final del juicio.
Mercados, expectantes
Ante este último paso de lo que fue una larga crisis, los mercados e inversores reaccionaron con relativo optimismo.
El dólar cayó más de 1% este martes en Brasil, hasta tocar los 3,23 reales por unidad.
En tanto, el índice Bovespa concluyó la jornada de ayer con un alza del 1,5 por ciento.
Los principales medios del país vecino marcan que la salida definitiva de Dilma ya está, en gran parte, asimilada. Y que a medida que se aproxime ese evento, la confirmación del nuevo ciclo político anima a los inversores.
Las instancias de este juicio se convirtieron en el termómetro más observado por los analistas brasileños, a la hora de proyectar la evolución de la economía de ese país.
Incluso, consideran que el desenlace político de este escándalo que envuelve a Rousseff terminará arrastrando positivamente a otras variables, como tipo de cambio, inversión, empleo y consumo.
En diálogo con iProfesional desde San Pablo, Welber Barral, actual consultor y secretario de Comercio Exterior hasta 2011 de Lula da Silva, afirmó que si se confirma el fin de la era Dilma, “seguramente sobrevendrá un cambio de humor. Habrá un mejor clima para los negocios y esto favorecerá a la inversión”.
Además, consideró que, de darse este escenario, la actual gestión de Temer dejará el piloto automático y pasará a tener un rol más protagónico: “La administración de Michel Temer ya propuso algunas reformas necesarias. Si se confirma su permanencia, entonces vamos a ver a un Gobierno más activo”.
En tanto, el economista Dante Sica, director de la consultora Abeceb, también ató el devenir de la “maquinaria económica” brasileña al desenlace de la preocupante crisis institucional.
“La velocidad con la que se termine dando la recuperación está relacionada con cómo se vaya resolviendo el tema político”, sostuvo.
¿Punto de inflexión?
En general, los economistas no se muestran extremadamente optimistas al hablar sobre el futuro brasileño. Pero sí se está extendiendo el consenso de que, en estos momentos, la economía del gigante sudamericano ya está tocando fondo y que, en los próximos meses, debería darse un rebote tenue, pero rebote al fin.
En esta dirección, Gustavo Segré, analista y CEO de la consultora Center Group, destacó que después de cuatro años, el Fondo Monterio Internacional (FMI) revirtió sus proyecciones negativas sobre el PBI brasileño.
El organismo revisó sus perspectivas con una mejora leve pero alentadora: pasó de estimar una caída del 3,8% a una baja del 3,3% para este año.
En tanto, Segré detalló que “las proyecciones para el 2017 prevén un crecimiento del 0,5%. Sin embargo, ya hay analistas de los principales bancos que hablan de un incremento de hasta el 1,1%”.
“La actividad económica está cayendo a un ritmo más lento y se está llegando a un punto de inflexión que marcará el regreso de las tasas positivas. Dicho punto de inflexión lo empezaremos a visualizar a partir del último trimestre de este año”, indicó Segré.
“El 2017 puede ser el inicio de un Brasil distinto, pero para ello aún se debe resolver el juicio político contra Rousseff, que debería culminar a esta semana como máximo”, agregó.
Datos económicos claves
Además de las leves mejoras previstas para el PBI brasileño, los analistas están mirando otros “termómetros” fundamentales:
• Empleo: el mercado laboral sigue en “terapia intensiva”, pero con pronósticos favorables: en el segundo trimestre de 2016 se registraron 70.000 despidos, casi 100.000 menos que en igual lapso de 2015. Además, entre abril y junio se generaron 20.000 nuevos puestos de trabajo.
“Es clave que se confirme un freno en el indicador de desempleo. Si disminuye la sensación de riesgo que hay en la gente, entonces se reactivarán las ventas. Las empresas empezarán a demandar importaciones para producir más y esto tendrá un efecto positivo sobre la economía del gigante del Sur.
• Consumo: los números siguen siendo flojos, pero no pasó desapercibido el dato publicado por la Fundación Getulio Vargas, muy tenido en cuenta por economistas brasileños. Después de haber tocado en abril su peor registro histórico, el índice de confianza de los consumidores subió durante tres meses consecutivos y ya está en casi 77 puntos.
• Mercado bursátil: Segré destacó que el Bovespa acumula una suba de casi 8% desde que Temer asumió la presidencia y un 37% en lo que va del año.
“Las empresas que cotizan aumentaron su valor en casi u$s40.000 millones y Petrobras explicó el 15% de ese incremento”, detalló el analista, quien agregó que esto está en sintonía con la mejora de la confianza del sector empresario, que registró un repunte tras 40 meses en baja.
Sin esperar una recuperación explosiva, bancos y consultoras internacionales coinciden en que los indicadores que venían mostrando números en rojo tocaron su piso y que estos meses iniciarán el camino hacia la recuperación, que se verá plasmada en las estadísticas de 2017.
Según se desprende del informe de FocusEconomics, además del PBI, variables como consumo, inversiones, producción industrial, exportaciones e importaciones mostrarán tasas positivas.
El consenso es que no se espera un crecimiento explosivo y que la base estadística con la que se comenzará a comparar es muy baja. Así y todo, hay cierto optimismo contenido que se palpa en los análisis que trazan las consultoras.
Segré considera que la mayor confianza del mercado hacia la figura de Temer que hacia la representante del PT, hace prever –en caso de que se confirme su dimisión- “un fin de año tranquilo en materia cambiaria”.
“La previsión es que en 2016, el dólar terminará en valores similares a los actuales, entre 3,20 y 3,30 reales”, indicó.
En un sentido similar se expresó Barral: “Hay fondos extranjeros esperando la definición para ingresar a Brasil, mayormente con inversiones de corto plazo. Este flujo de divisas evitará una depreciación del real y hasta podría revaluar la moneda”.
Hacia dónde irá la mayor demanda
Barral, el ex funcionario de Lula aseguró a iProfesional que una mejora en los niveles de confianza de consumidores y empresarios ayudará a reactivar, en primer lugar, a dos sectores estratégicos de Brasil: agro y servicios. En cambio, consideró que la mejora en la industria será más paulatina.
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