WikiLeaks puede alardear de haber promovido el fenómeno de los filtradores y de la divulgación de documentos secretos en internet. Pero en su décimo aniversario también es criticado por algunos por dejarse manipular y por falta de discernimiento en sus publicaciones.
Refugiado desde hace más de cuatro años en la embajada de Ecuador en Londres para evitar a la justicia sueca, su fundador, Julien Assange, marcará el martes los 10 años del registro del nombre del dominio, wikileaks.org.
Assange, que niega las acusaciones de violación presentadas en el país nórdico, comparecerá en el balcón de la embajada y participará en una teleconferencia de prensa retransmitida en Berlín, donde se reunirán algunos fans.
“Wiki” hace referencia al ideal de apertura y de autogestión que proclama el sitio Wikipedia y “leaks” significa “filtraciones” en inglés.
La ONG ha publicado en una década más de diez millones de documentos facilitados por filtradores.
Cablegate
Sus hazañas hicieron temblar a más de un gobierno, empezando por el de Estados Unidos.
En su palmarés de filtraciones, está el funcionamiento de la prisión de Guantánamo o detalles sobre las operaciones militares estadounidenses en Irak y Afganistán. Y sobre todo, la publicación en 2010 de decenas de miles de telegramas confidenciales de las misiones estadounidenses en el extranjero, que derivó en el “cablegate”.
WikiLeaks ha sido un ejemplo en estos últimos años, seguido en particular por el informático Edward Snowden, quien reveló las actividades de vigilancia de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA) para espiar incluso las conversaciones de dirigentes de países aliados.
Más recientemente, los escándalos de “Luxemburgo Leaks” o “Panamá Leaks” en materia de paraísos fiscales estallaron gracias al trabajo del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación.
De la mano de Greenpeace, se conocieron documentos secretos de las negociaciones comerciales entre la Unión Europea (UE) y Estados Unidos.
Pero todos estos casos demuestran a la vez que WikiLeaks no sólo ya no tiene el monopolio, sino que algunos evitan pasar por su sitio para sus filtraciones. A Assange además le han salido detractores en su propio círculo de colaboradores.
Duras críticas
Es el caso del informático alemán Daniel Domscheit-Berg, portavoz de WikiLeaks hasta que en 2010 dio un portazo acusando a su mentor australiano de estar “obsesionado con el poder”.
“Hemos contribuido a un cambio cultural normalizando la función de filtrador”, explica Domscheit-Berg a la AFP. Pero Wikileaks está pagando su rechazo a seleccionar los documentos y publicarlo todo en bruto, añade.
Ni Snowden ni los filtradores de “Luxemburgo Leaks” pasaron por la organización de Assange “y creo que la gente que contacta actualmente a WikiLeaks lo hace porque lo perciben como una herramienta que se puede instrumentalizar”, añade.
Snowden, refugiado en Rusia, se expresó de forma parecida en julio pasado, cuando WikiLeaks reveló miles de correos electrónicos de responsables del Partido Demócrata de Estados Unidos, incluidos datos privados de muchos adherentes.
“El rechazo a cualquier tipo de selección (de documentos) es un error”, juzgó Snowden.
Assange ha sido acusado de servir a los intereses rusos y de apoyar al republicano Donald Trump en su carrera a la Casa Blanca.
“No vamos a empezar a hacer autocensura simplemente porque hay elecciones en Estados Unidos”, dijo Assange en declaraciones publicadas este fin de semana por el semanario alemán Der Spiegel, defendiendo que también ha publicado documentos críticos con Vladimir Putin.
“Los ataques nos hacen más fuertes”, advirtió.
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