El líder cubano Fidel Castro, una leyenda de la izquierda revolucionaria que gobernó su país durante casi medio siglo, murió el viernes a los 90 años, informó su hermano Raúl Castro en un mensaje transmitido el sábado por la televisión estatal.
Castro, cuyo fallecimiento deja a la izquierda de Latinoamérica sin su mayor referente del Siglo XX, estaba apartado del poder desde julio del 2006, cuando una crisis de salud lo obligó a ceder el mando a Raúl, quien oficialmente asumió la presidencia dos años después. Su enfermedad nunca fue revelada oficialmente.
“Con profundo dolor comparezco para informar a nuestro pueblo (…) que hoy 25 de noviembre de 2016 a las 10.29 de la noche falleció el comandante en jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz”, dijo Raúl Castro, vestido de verde olivo, en un mensaje que leyó y fue divulgado por los medios estatales.
El mandatario, quien se despidió con el característico saludo revolucionario “hasta la victoria siempre”, dijo que los restos de su hermano serán cremados por la mañana del sábado, como el legendario líder había pedido.
La muerte de Castro fue lamentada por líderes de todo el mundo, desde el primer ministro indio Narendra Modi hasta presidentes latinoamericanos como Enrique Peña Nieto, de México, y Nicolás Maduro, de Venezuela.
“Fidel Castro fue un ejemplo de lucha para los pueblos del mundo. Seguiremos adelante con su legado”, dijo Maduro al canal Telesur.
Las calles estaban tranquilas en La Habana pero algunos residentes reaccionaron con tristeza a la noticia.
En Miami, donde viven varios exiliados del Gobierno comunista, una multitud celebraba con banderas cubanas, bailaba y hacía sonar cacerolas y bocinas, según videos publicados en redes sociales.
“Ese hombre se va a recordar en el mundo entero, porque ese hombre ha llegado donde no ha llegado nadie en el mundo”, dijo con tristeza el cubano Duncy Fajardo en las calles de La Habana.
Castro, un carismático e implacable líder que hizo de la barba, el uniforme guerrillero verde oliva y los cigarros su marca registrada, saltó al centro de la geopolítica global al aliarse a Moscú poco después de bajar en 1959 de la Sierra Maestra para derrocar al dictador Fulgencio Batista.
Fue venerado por miles de simpatizantes de izquierda, pero gobiernos como el de Estados Unidos y cubanos exiliados que abandonaron la isla tras la revolución lo acusaban de tirano.
La desaparición del líder revolucionario difícilmente implicará un gran cambio en el sistema socialista que edificó en Cuba, donde su hermano adoptó reformas para modernizar la deprimida economía y más tarde inició un proceso con Washington para restablecer los vínculos diplomáticos tras más de cinco décadas de hostilidades. Fidel Castro pareció apoyar tibiamente esas decisiones.
“EL COMANDANTE”
Pero tiene un profundo simbolismo de fin de época en un país en donde el 70 por ciento de la población nació después de su revolución de 1959 y no conoce otro líder que “el Comandante”.
La referencia a la cercanía de su muerte apareció en el último discurso que dio Fidel Castro el 19 de abril de este año en la clausura del Séptimo Congreso del Partido Comunista de Cuba, cuando dijo: “Pronto deberé cumplir 90 años, nunca se me había ocurrido tal idea y nunca fue fruto de un esfuerzo, fue capricho del azar”.
“A todos nos llegará nuestro turno, pero quedarán las ideas de los comunistas cubanos (…) A nuestros hermanos de América Latina y del mundo debemos trasmitirles que el pueblo cubano vencerá”, dijo ante los delegados al congreso. “Tal vez sea de las últimas veces que hable en esta sala”, señaló.
Su muerte termina de cerrar un capítulo en la historia, después de que se alió a la Unión Soviética y convirtió Cuba en una trinchera del socialismo a 150 kilómetros de Estados Unidos, al que combatió con sus encendidos discursos y a veces también con las armas.
Aún enfermo y detrás de bastidores, continuaba siendo una influyente figura en Cuba y era venerado por nuevas generaciones de líderes de izquierda como el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez o el mandatario boliviano Evo Morales.
¿NUEVA GENERACIÓN?
La muerte de Fidel Castro se da luego de que Raúl iniciara un diálogo con Estados Unidos e implementara una serie de reformas para modernizar la ineficiente economía de estilo soviético, sin descarrilar a Cuba del socialismo.
Es por eso que los analistas consideran que difícilmente representará un giro político en la isla.
“No creo que la muerte de Fidel sea la gran prueba. La gran prueba será transferir las riendas de la revolución a la próxima generación y eso ocurrirá cuando Raúl deje el poder”, dijo Phil Peters, un experto del Lexington Institute en Washington.
Raúl, un general de 85 años, enfrenta además la difícil tarea de elegir un sucesor en un panorama político todavía dominado por sus ancianos compañeros de armas.
Ha sugerido que limitará los cargos políticos a un máximo de 10 años, aunque mantendrá al Partido Comunista como la única fuerza política legal en Cuba.
La influencia de Fidel Castro se extendió mucho más allá de su isla de 11 millones de habitantes. Era un símbolo para militantes de izquierda de todo el mundo, que admiraban el sistema de educación y salud pública que construyó en la isla.
Sus críticos lo consideraban un dictador que encarceló a sus opositores y arruinó Cuba con sus experimentos socialistas.
“Es una noticia muy dolorosa. Me acabo de enterar. Para todo el mundo en Cuba y fuera de Cuba es muy lamentable su fallecimiento”, dijo Luis Martínez, con el rostro contrariado en una céntrica avenida del barrio El Vedado.
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