Los precios al consumidor en Estados Unidos subieron en enero y un indicador de la inflación subyacente anotó su mayor avance en 12 meses, fortaleciendo la visión de que la presión sobre los precios se acelerará este año.
Asimismo, es probable que la inflación reciba un impulso del ajuste del mercado laboral. Otros datos conocidos el jueves mostraron que el número de estadounidenses que presentó nuevas solicitudes de subsidios por desempleo cayó la semana pasada, alcanzando el menor nivel en más de 48 años.
Un mercado laboral robusto y una aceleración de la inflación podrían llevar a la Reserva Federal a subir las tasas de interés este año a un ritmo algo más agresivo de lo anticipado para evitar un sobrecalentamiento de la economía. La Fed prevé tres alzas en 2018 y los mercados apuestan por una subida este mes.
El Departamento de Comercio dijo que los precios al consumidor medidos por el índice de precios de gastos de consumo personal (PCE, por su sigla en inglés) subieron un 0,4 por ciento. Se trató del mayor aumento desde septiembre y tuvo lugar tras un avance de 0,1 por ciento en diciembre.
En los 12 meses hasta enero, el índice PCE subió un 1,7 por ciento tras un avance similar en diciembre. Excluyendo los volátiles componentes de los alimentos y la energía, el índice subió un 0,3 por ciento en enero, el mayor incremento desde enero de 2017.
El denominado índice PCE subyacente subió un 0,2 por ciento en diciembre. Una base de comparación desfavorable mantuvo su incremento anualizado en un 1,5 por ciento en enero.
Los avances en la inflación estuvieron en línea con las expectativas de los economistas. El índice PCE subyacente es la medida de inflación preferida por la Fed y se ha mantenido por debajo del objetivo del 2 por ciento del banco central estadounidense desde mediados de 2012.
El presidente de la Fed, Jerome Powell, ofreció el jueves una evaluación positiva de la actividad, al decir a los legisladores que “mi visión personal de la economía se ha fortalecido desde diciembre”. Powell reconoció también que “la política fiscal se está haciendo más estimulante”.
Estas declaraciones llevaron a los operadores a elevar sus apuestas hasta cuatro alzas de tasas este año. Los economistas prevén que la Fed incremente sus proyecciones de aumentos de tipos en su reunión del 20 y 21 de marzo.
En otro reporte, el Instituto de Gerencia y Abastecimiento (ISM, por sus siglas en inglés) dijo que su índice de precios pagados por factorías se incrementó a una lectura de 74,2 en febrero, frente al 72,7 de enero.
El índice general de actividad fabril nacional del ISM trepó a 60,8 el mes pasado, desde el 59,1 en enero, gracias a la fortaleza de pedidos y contrataciones. Una lectura por encima de 50 indica un crecimiento en las manufacturas, responsables de cerca del 12 por ciento de la economía de Estados Unidos.
El avance de la inflación afectó en enero al crecimiento del gasto del consumidor, que significa más de dos tercios de la actividad económica estadounidense y ganó un 0,2 por ciento. Se trató del aumento más pequeño desde agosto, tras una mejora del 0,4 por ciento en diciembre.
Ajustado por inflación, el gasto del consumidor cayó un 0,1 por ciento, declinando por vez primera desde enero de 2017. Esto sugiere que el consumo se desacelerará comparado con el robusto ritmo anualizado del 3,8 por ciento en el cuarto trimestre.
Se trató también de la última señal de que el crecimiento económico se moderó al comienzo del año, aunque sigue sustentado por un mercado laboral fuerte.
En un tercer reporte, el Departamento de Trabajo dijo que los pedidos iniciales de beneficios estatales por desempleo cayeron en 10.000, a una cifra desestacionalizada de 210.000, en la semana que terminó el 24 de febrero, el nivel más bajo desde diciembre de 1969.
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