China se está preparando para contener las “presiones a la baja” de su economía y los “riesgos acumulados” por sus empresas privadas en un periodo de desaceleración que podría intensificarse por la guerra comercial desatada con Estados Unidos.
En un encuentro a puerta cerrada tutelado por el presidente Xi Jinping, el Politburó del Partido Comunista (PCCh) -el segundo órgano de más poder del Gobierno chino-, reconoció ayer por primera vez su preocupación por la ralentización de la segunda economía mundial, que entre julio y septiembre de este año presentó su crecimiento trimestral más débil desde 2009.
En concreto, su producto interior bruto (PIB) aumentó un 6,5 % interanual en el tercer trimestre, todavía en sintonía para cumplir con el objetivo de crecimiento anual del Gobierno, pero por debajo de las previsiones de la mayoría de los analistas.
Los líderes comunistas lanzaron en su encuentro un mensaje explícito de que Pekín va a apoyar al sector privado en un momento en que cada vez más firmas exportadoras atraviesan dificultades para tener acceso al crédito y se arriesgan a perder pedidos debido a la guerra comercial.
“La economía china se desarrolla estable pero hay crecientes presiones a la baja. Algunas empresas están teniendo cada vez más problemas y aparecen riesgos que se habían estado acumulando durante algún tiempo”, recoge hoy la agencia Xinhua al informar sobre el encuentro del órgano comunista, que se comprometió a “dar más importancia” a la situación actual y a tomar medidas “proactivas”.
También el vicepresidente de la Comisión de Regulación Bancaria de China, Wang Zhaoxing, apuntó el martes en una rueda de prensa del Consejo de Estado que los bancos harán “todo lo posible” para satisfacer las necesidades de préstamos del sector privado.
Por otra parte, el Politburó, que anteriormente había señalado que la actividad económica pasaba por un “buen momento”, advierte de “profundos cambios” en el entorno exterior, anteriormente calificados como “perceptibles”, y justificó las medidas que ha tomado hasta la fecha, como los recortes de impuestos y el gasto en infraestructuras, para evitar una desaceleración más aguda.
Aunque las autoridades chinas no precisaron detalles sobre ese complejo entorno, podrían referirse a la guerra comercial que está protagonizando China con Estados Unidos, especialmente después de que Trump impusiese en septiembre una nueva tanda de aranceles de 10% por valor de 200.000 millones de dólares a productos chinos.
La reunión del Politburó, uno de los máximos órganos rectores del PCCh, compuesto por 25 personas, llega tras conocerse que la industria manufacturera del país rozó la desaceleración en octubre, una pérdida de impulso que vino acompañada de caídas pronunciadas de los nuevos pedidos debido a una demanda interna más débil.
Según la consultora británica Capital Economics, el encuentro del Politiburó da a entender que los líderes chinos tomarán medidas adicionales de estímulo, aunque no es probable que se vean resultados concretos de sus políticas al menos hasta mediados de 2019.
“Es todavía incierto hasta qué punto estas cifras (de las manufacturas) se van a reflejar en datos como los del comercio exterior. Pero las tendencias bajistas y el enfriamiento del mercado inmobiliario se van a intensificar en los próximos meses, y serán necesarias más políticas fiscales y monetarias para mantener el crecimiento”, dijo el analista Julian Evans-Pritchard.
Sin embargo, el Politburó subrayó tras su reunión que continuará con una política fiscal proactiva y una política monetaria prudente, y volvió a destacar que el país “seguirá inquebrantable” en su estrategia de profundizar sus políticas de reforma y apertura.
Asimismo, enfatizó la necesidad de “estimular el dinamismo” de su mercado de valores para promover su “desarrollo saludable a largo plazo”, e indicó que China debe seguir “con los brazos abiertos” a la inversión extranjera y “salvaguardar los intereses legítimos de las empresas extranjeras” en el país.
Por otra parte, en otra reunión mantenida el mismo día, Xi, también secretario general del PCCh, hizo hincapié en la necesidad de desarrollar sistemas de inteligencia artificial, en una señal de que Pekín no va dar un paso atrás en su ambición de ponerse a la vanguardia tecnológica pese a las alegaciones de Washington de “robo” de propiedad intelectual por parte de China.
“Acelerar los sistemas de inteligencia artificial es clave para que China pueda renovar su industria y mejorar su productividad”, dijo Xi, un desarrollo que debe estar “solo en manos de China” y cuyo objetivo es optimizar el modelo de crecimiento del país.
La nota de Xinhua no dio más detalles de la reunión del Politburó, del que son miembros tanto Xi como el primer ministro, Li Keqiang, y en el que se deciden cuestiones concretas de la rutina del Gobierno chino y se marcan las directrices económicas del gigante asiático.
El órgano tampoco mencionó cuándo mantendrá su anual pleno de otoño, que normalmente celebra a finales de noviembre, lo que podría indicar una falta de consenso entre los líderes del partido sobre las soluciones necesarias para atajar los problemas que atraviesa el país.
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