Seguridad y certidumbre, sin incurrir reiteradamente en consultas ciudadanas para gobernar, son claves para que los empresarios apuesten por México en la nueva etapa del izquierdista Andrés Manuel López Obrador, que asumirá la Presidencia el próximo 1 de diciembre.
“En primer término pedimos seguridad, porque es el principal problema del país y no ha sido resuelto desde hace 12 años, deteriorándose incluso”, dijo hoy en entrevista con Efe el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Juan Pablo Castañón.
El titular de este organismo, que reúne a importantes asociados como la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) o la Asociación de Bancos de México (ABM), instó al futuro gobierno a disminuir el robo de mercancía y reducir la violencia para facilitar la logística, y la vida de los trabajadores, en un país que en 2017 registró 31.174 asesinatos, la cifra más alta en dos décadas.
En este sentido, defendió la presencia de mandos mixtos entre policías locales, estatales, federales e incluso las Fuerzas Armadas, cuya presencia en las calles consideró que ha dado “resultados positivos”.
Sobre la creación de una Guardia Nacional anunciada por López Obrador, formada por 83.000 agentes de las Policías militar, naval y federal a cargo del Ejército y tras una reforma constitucional, pidió más explicación sobre cómo operará y se configurará, pues no se creará por “generación espontánea”.
El segundo eje sobre el que la cúpula empresarial vertebra sus peticiones al líder de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) es la certidumbre en las decisiones económicas.
“Se necesita un proyecto claro de nación, saber hacia dónde vamos a buscar el desarrollo económico”, indicó Castañón.
Como señales positivas, Castañón valora que el futuro presidente de México haya prometido autonomía del Banco de México, especialmente en el control de la inflación, y evitar el endeudamiento del país o un aumento repentino de impuestos.
En un contexto de “variables macroeconómicas estables”, el presidente del CCE se mostró “muy interesado” en participar en programas sociales como el de Jóvenes Construyendo el Futuro, que buscará beneficiar 2,6 millones de personas de 18 a 29 años con becas remuneradas para aprendices en empresas o para los estudios.
Además, también celebró la inversión hacia el sur-sureste del país, la más rezagada, gracias a proyectos anunciados como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas o la conexión entre puertos, en los que sería deseable la participación público-privada.
Todo ello, puntualizó, dará “confianza” y buenas perspectivas, pero choca con otras decisiones tomadas por López Obrador, como la polémica consulta ciudadana que llevó a la cancelación del aeropuerto de Texcoco, una obra de 13.300 millones de dólares que llevaba cerca del 35 % de avance.
“La forma con que se realizó no cumple con la ley vigente y es evidente que contradice incluso los resultados de las encuestadoras. Y no puede generar confianza”, lamentó Castañón, quien se dijo “preocupado” ante la posibilidad que el próximo gobierno deje en manos del pueblo decisiones “técnicas o complejas”.
La cancelación de la terminal aérea, continuó, llevó a una caída de la bolsa y una depreciación del peso, hoy por encima de 20 unidades por dólar. “Los resultados en los mercados financieros son patentes”, remarcó ante una decisión que tachó de “sin fundamento”.
“México tiene que competir para ser un lugar confiable para invertir y para que aquí se generen los empleos, porque si no se invierte aquí se puede invertir en otro lugar, en donde haya más certeza”, subrayó Castañón.
El país latinoamericano, la segunda potencia regional después de Brasil, tiene la “extrema necesidad” de captar inversión extranjera para crear empleos y lograr ese 4 % de crecimiento anual prometido por López Obrador.
Si bien la bonanza económica permitirá, entre otros puntos, una mejorar salarial en el país, con uno de los salarios mínimos más bajos de la región, de 88,36 pesos diarios (4,37 dólares), Castañón recordó que en última instancia el Banco de México debe evaluar posibles riesgos inflacionarios.
En apoyo al futuro presidente, el CCE se comprometió a seguir luchando internamente contra la corrupción -uno de los caballos de batalla de López Obrador- con un código de ética empresarial que redunda no solo en las grandes empresas, sino también en sus proveedores.
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