lunes, 26 de noviembre de 2018

#YoTePregunto | Tamara Herrera: Si Venezuela no entrega data al FMI se alejarán los capitales

El gobierno de Nicolás Maduro ha arrastrado la economía a cinco años de depresión y a una voraz hiperinflación, que para detenerla hace falta mucho más que abandonar el financiamiento monetario del gasto público, dice Tamara Herrera, directora de la firma consultora Síntesis Financiera, convencida de que se necesita un plan integral que atraiga capitales internacionales.

Sin embargo, sobre las autoridades venezolanas cuelga una espada de Damocles que podría dar al traste con cualquier intención de obtener fondos extranjeros, cualesquiera que sean. El Fondo Monetario Internacional exige a Venezuela entregar la información económica con la que incumple desde hace más de 10 años. El 30 de noviembre sería el plazo otorgado por el ente multilateral, por lo que el tiempo se agota.

La economista advierte que de no presentar los datos pendientes, el gobierno de Venezuela daría un paso más en el aislamiento del país de la comunidad internacional y en ahuyentar los capitales internacionales. Nadie invertirá dinero a largo plazo si no hay garantías de un cambio en la dirección de la política económica, señala Herrera.

A poco más de tres meses de haber puesto en marcha un plan de recuperación económica, la directora de Síntesis Financiera indica que se evidencia un esfuerzo mal llevado en la forma de moderar la expansión monetaria, que es la principal causa de la hiperinflación que este noviembre ya cumple un año.

–¿Cómo llegamos a la hiperinflación?
–Nuestra hiperinflación estalla sobre una economía sobre intervenida, sobre regulada y raquitizada. Sobre ese terreno incubado a lo largo de los años se produjo el pecado capital en el que incurría el gobierno desde que se reformó la ley del Banco Central de Venezuela en 2009. Se exacerba cuando confluyen la crisis externa en la que concurren el agotamiento de todos los activos externos que manejaba el gobierno y la crisis estructural de los precios del petróleo de 2015. Exacerban el gasto para compensar esa deficiencia porque la economía está deprimida y dependiente de insumos importados y no tiene capacidad para aportar en producción y tributación.

–¿Cómo se detiene?
–Se puede detener el financiamiento monetario pero no es suficiente por la depresión económica prolongada. No basta lo que hay que hacer en materia de financiamiento monetario, hay que acompañarlo con un plan de rescate, de recuperación económica y depende de la credibilidad que atraiga el capital necesario para una economía devastada que opera a 30% de su capacidad. Requiere de un plan integral.

–¿Cuándo aparecieron las primeras señales?
–Los síntomas se dan ya por un proceso de colapso desde hace muchos años. En 2011 las manifestaciones de debilidad de la economía no petrolera eran muy fuertes, pero encubiertas por ingresos externos importantes. Cada vez el país es más dependiente de importaciones y divisas racionadas. El colapso propiamente dicho inicia en 2015 y ya en 2016 se hizo evidente. Ya hoy no existe área que no requiera de una labor de rescate bien pensada y orquestada. El financiamiento externo no llega sin espacio de credibilidad.

–No tenemos recursos pero tampoco condiciones para obtenerlos.
–Para reconstruir hay que estabilizar primero. Cabe preguntarse si el gobierno es capaz de rescatarse así mismo como Estado. Su gestión es desconcertante. Hay una retórica con grado de hostilidad e incertidumbre y así nadie pone dinero a largo plazo. La visión es la de asegurar que la población piense que el fracaso está en otros y no en el hacedor de políticas.

–¿Cuánto se necesita para salir del foso?
–Se requiere un plan que facilite la estabilización y las importaciones. El deterioro de la infraestructura básica y las necesidades de mover la economía con alto componente importado es de unos 20 millardos de dólares.
Hay que invitar al capital privado. Hay incapacidad y una corrupción inmesurable. Nadie puede medir el flujo de recursos que se desvió, de obras abandonadas. Exacerbamos lo malo.

–¿Privatización o esquema mixto?
–Depende del sector y de muchas otras cosas. Los gobiernos no soportan la carga fiscal y por eso van a la privatización, que es una vía de deslastre para los gobiernos que se meten en empresas que destruyen y su gestión se hace insostenible. Fomento a la inversión es lo que debe haber.

–Si tuviera al frente del BCV ¿qué medidas tomaría?
–Adoptaría una política acorde con la necesidad de crecimiento, unificaría tipo de cambio a su paridad, movería las tasas de interés y terminaría con el financiamiento monetario del déficit. Eso por sí solo no tiene forma de avanzar, la gradualidad o no depende del plan en el que esté inserto.

–El gobierno no divulga cifras del comportamiento de la economía y el FMI aparentemente dio plazo hasta este 30 de noviembre para que entregue la data que le corresponde por ser miembro.
–La entrega de información debe ser completa, de no lograrlo sería un paso más del aislamiento del país de la comunidad internacional y con ello de los flujos de capitales internacionales. El Fondo Monetario Internacional es un tabú, pero hasta países de izquierda modernos han corregido. Zimbabue adelantó un programa de asistencia con FMI.

–¿La agresividad de la hiperinflación venezolana se acerca a la peor del mundo?
–Ya superó la dinámica de Zimbabue, aunque no el nivel. Vemos inflaciones mensuales de 150-200% y dependiendo del gasto público de noviembre y diciembre no vamos a registrar una inflación de 300%.

–El gobierno trata de restringir liquidez vía encaje legal a la banca.
–El Banco del Tesoro y el Banco Bicentenario no encajaban. Los asesores chinos le dijeron a las autoridades que no debía haber diferencias y el gobierno acata la sugerencia. Probablemente veamos más de eso para aspirar que en 2019 haya apoyo financiero de parte de China.
La semana del 17 de agosto, en la que se anunció el plan de recuperación económica, fue la última que se pudo saber de financiamiento a través de Pdvsa. Eso se detuvo. Pareciera que no hay política de corrección fiscal. No corrijo el gasto porque políticamente no puedo, pero con encaje contraigo liquidez. Disminuye el financiamiento monetario y aumenta los impuestos, pero la recaudación es insuficiente para el gasto.

–¿El encaje legal tiene sus días contados?
–No sé que pasará con el encaje especial que apunta a la dirección contraria al encaje ordinario. Este contiene la expansión monetaria del crédito bancario, y con el especial se dice usa los reales porque sino te los atrapo. Entra el chorro de dinero público a la banca, pero si los usas con gran rapidez o comprando deuda pública esterilizas por muy poco tiempo, y para bajar los costos acelera el uso de los fondos. Es una actividad promotora de la expansión.
El encaje especial -sobre las reservas excedentarias al 31 de agosto- pone un piso desigual, no es relativo a nada. Y la hiperinflación hace que ese techo se haga más chiquitico. El nivel está perdiendo utilidad. Nominalmente en un contexto de hiperinflación hace que se empequeñezca a lo largo del tiempo. Afecta más a la banca pública que a la privada cuando entra el torrente de dinero.

–Tradicionalmente diciembre es el mes de mayor gasto del año.
–Diciembre va a hacer más expansivo de lo esperado y se va a extender a enero por el aliciente político de la juramentación de Maduro para el período 2019-2025.

–Se espera un aumento salarial antes que termine 2018.
–Si el gobierno desea recuperar el poder adquisitivo a nivel del último decreto salarial anunciado a mediados de agosto. tendrá que dar un aumento de 200%.



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