Liderados por Arabia Saudí y Rusia, la OPEP y sus productores aliados se reúnen 1 y 2 de julio en Viena con la idea de prorrogar por seis o nueve meses el recorte de su producción de crudo vigente este semestre, una medida que esperan sirva para evitar que caigan los precios del petróleo.
A la 176 Conferencia ministerial de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) que se celebrará mañana bajo la presidencia de Venezuela, le seguirá el martes la sexta reunión de la «OPEP+» (los 14 socios de la organización y 10 productores independientes aliados, entre ellos Rusia y México).
Según indicó elste domingo el ministro saudí de Petróleo, Jalid al Falih, el resultado «más probable» del encuentro es una extensión hasta el 31 de marzo de 2020 del acuerdo del grupo de 24 países, que entró en vigor el primero de enero pasado y vence este domingo.
«Creo que lo más probable es nueve (meses), pero tenemos que hablar con los demás ministros. Mi preferencia sería nueve (meses)», dijo Al Falih a la prensa al llegar a Viena.
Su postura fue la esperada después del pacto sellado la víspera por Moscú y Riad en Japón para impulsar en la reunión vienesa la prolongación del recorte por seis o nueve meses más.
El presidente ruso, Vladímir Putin, lo anunció a la prensa el sábado tras reunirse con el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salmán, durante la cumbre del G20 en la ciudad japonesa de Osaka.
Arabia Saudí es el líder natural de la OPEP por ser de lejos su mayor productor, mientras que Rusia, segundo productor mundial después de Estados Unidos (EEUU), lidera el grupo de aliados que en 2016 se adhirió a los esfuerzos de la organización para frenar la fuerte caída que habían tenido los «petroprecios».
Ante esta situación, los analistas consultados hoy por Efe estiman determinante en el pacto previo entre ambos países la prolongación del recorte de producción en 1,2 millones de barriles diarios (mbd).
«Sus voces tienen un peso abrumador en la organización. Juntos proporcionaron casi 20 mbd de los 47,9 mbd producidos por la OPEP+. Se inclinan por una prórroga de nueve meses y es probable que lo logren», explica Rafiq Latta, analista de la asesora Energy Intelligence Group.
«Pensamos que el acuerdo saudí-ruso alcanzado en el G20 facilitará la decisión», indica, por su parte, Yousef M. Alshammari, presidente de la consultora CMarkits.
Mediante el recorte, los productores esperan apuntalar la cotización del petróleo, que se sitúa en torno a los 66 dólares por barril (del crudo Brent) en medio de una gran volatilidad.
CMarkits prevé que el precio oscile entre 60 y 75 dólares en lo que queda del año, un cálculo que tiene en consideración tres factores alcistas, además de la limitación de la oferta de la OPEP.
Esos elementos son: una distensión de la «guerra comercial» entre EEUU y China que impulse la demanda petrolera, las tensiones en Oriente Medio y «más sanciones a Irán», admite Alshammari.
La escalada del conflicto en torno a Irán, miembro de la OPEP y gran rival regional de Arabia Saudí, y las sanciones impuestas a Teherán por Washington, que han llevado a una drástica caída de las exportaciones del crudo persa, ensombrecen sin duda la cita vienesa.
«Irán está sufriendo niveles catastróficos de pérdida de ingresos y Riad apoya la política que está causando esto», recuerda Latta, quien, sin embargo, no prevé que «Teherán pueda impactar el resultado de esta reunión de manera material», aunque sí «en términos atmosféricos».
Irán, al igual que Venezuela y Libia, quedaron exentos del compromiso de reducir su bombeo, debido a que ya han visto muy mermadas sus extracciones por diversas razones ajenas a su voluntad.
La alianza de la OPEP con diez de sus antiguos rivales se forjó en 2016 con el fin de recuperar el precio del barril de su gran desplome, pues había llegado a caer a menos de 30 dólares desde los cerca de 115 dólares de mediados de 2014.
Con la reducción de los suministros del nuevo grupo, responsable de casi la mitad de la oferta petrolera del planeta, la OPEP puso entonces punto final a su experimento anterior, el de abrir los grifos en una especie de «guerra de precios» para defender su participación en el mercado frente a la producción rival.
Junto al auge del petróleo de esquisto en Estados Unidos, esa fracasada estrategia fue corresponsable del gran exceso de la oferta que precipitó las cotizaciones del llamado «oro negro».
Mientras el bombeo de Estados Unidos entre tanto, primer productor del planeta, siguió y sigue expandiéndose con fuerza, la OPEP+ pactó en diciembre pasado un nuevo recorte (el actual), con lo cual continuó y continuará perdiendo participación en el mercado.
La interrogante que se plantean muchos ahora es hasta cuándo podrá el conglomerado de productores mantener la estrategia.
«Probablemente pueda vivir con uno o dos años más de erosión de la cuota de mercado», calcula Latta.
Alshammari cree que la situación será «temporal» porque «se estima que el esquisto no será sostenible a largo plazo en la competencia con el petróleo convencional».
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