Lecciones básicas de economía indican que cuando el consumo cae de manera significativa como consecuencia de una continua reducción del ingreso real y, además, de una marcada contracción del crédito bancario, junto con la concurrencia de montos cada vez menores de exportaciones e importaciones, necesariamente la actuación en conjunto de estos determinantes se reflejará en una contundente caída del producto agregado y en un notorio incremento del desempleo.
Precisamente, al mismo tiempo que se registra la tasa de inflación más elevada del mundo en la actualidad, esto es lo que viene ocurriendo en la economía venezolana durante 2019 y seguro se va a verificar al cierre del año, cuando las cifras revelen para la región que aquel país que en otrora pudo mantener por varios años el mayor ingreso por persona de toda América Latina, hoy se encuentra sumido en una depresión tan profunda que ya comienza a afectar en algunos sectores la posibilidad misma de sostener la vida.
Según cifras extraoficiales comienza a registrarse una disminución de la esperanza de vida del país al pasar de 73 a 69 años, lejos de los 84 años promedio que hoy alcanzan las economías avanzadas de todo el globo.
Asociar una mayor dinámica de transacciones comerciales con signos de una leve recuperación de la economía es sencillamente un reflejo óptico falso que momentáneamente puede ocultar la gravedad de lo que verdaderamente esta pasando en la economía real de Venezuela.
Con mucha probabilidad, este espejismo quedará al descubierto al cierre de este ejercicio, cuando se conocerá el mayor fondo de toda su historia que haya registrado el país como nación republicana, al contabilizarse una caída del PIB más allá del 30% en un año.
Ahora bien, lo que si explicaría el cuadro de ilusiones que pudiesen estar percibiendo los venezolanos de lo que esta pasando en la economía real, es, por una parte, la rapidez que le ha impuesto a las transacciones comerciales el proceso de sustitución del bolívar por el dólar estadounidense, que al imprimirle mayor velocidad al dinero puede contribuir al logro de un incremento marginal de la demanda agregada.
Por otra parte, el incremento de las importaciones puerta a puerta y otras no registradas oficialmente de bienes finales terminan creando la idea de un incremento de la oferta agregada del país. Sin embargo, tanto lo que pasa en la demanda por la sustitución de monedas ha venido siendo ampliamente compensado y, por tanto anulado, por la notoria reducción del incremento de la liquidez monetaria este año, y en el caso de las importaciones de bienes finales por la gran caída que vienen registrando las otras importaciones de bienes intermedios y de capital.
En resumen, al final continúa acentuándose la depresión económica imposible de revertir con medidas parciales y superficiales.
* El autor es economista, profesor universitario, consultor y ex funcionario del Banco Central de Venezuela (BCV)
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