Según informa el
think tank Americans for Tax Reform, cada
oro olímpico llega acompañado de un bonus de 25,000 dólares para el
deportista que lo consigue, la plata es agraciada con un premio de 15,000
dólares y el bronce llega con 10,000 dólares bajo el brazo. Cantidades que
deben ser tributadas por los receptores de dichas cantidades ante la atenta
mirada del Servicio de Ingresos Internos (IRS, por sus siglas en inglés).
Por lo tanto, un oro
olímpico supone un máximo de 9,900 dólares en impuestos, la plata cerca de
5,940 dólares y el bronce no más de 3,960 dólares, según los cálculos
realizados por los expertos de Americans for Tax Reform. Cantidades que varían
según el individuo y sus posibles deducciones. Un deportista de élite como Michael Phelps pagará la tasa máxima,
por lo que el nadador desembolsará más de 17,000 dólares en impuestos por sus
victorias en Río, mientras aquellos de menor rango verán como la fiscalidad de
sus premios puede verse reducida hasta una tasa del 10%.
Pero no sólo los
premios que concede el Comité Olímpico de Estados Unidos a sus campeones sufren
el golpe del IRS, también las propias medallas implican el pago de un impuesto.
Como commodities que son, un oro supone un gravamen de hasta 600 dólares, una
plata cerca de la mitad mientras generalmente el bronce se ve exento de este
canon.
Salvo contadas excepciones de deportistas de élite como el
propio Phelps, que cuentan con la esponsorización
y acuerdos comerciales de importantes marcas, otros olímpicos carecen del
respaldo publicitario de grandes compañías y estos premios suponen una ayuda
financiera importante. Es por ello que el ex candidato republicano a la
presidencia durante las primarias y senador por Florida, Marco Rubio, respaldó
una iniciativa creada por este think tank y lideró un proyecto de ley que
apostaba por la eliminación de los impuestos sobre los campeones olímpicos tras
las olimpiadas de Londres en 2012.
En marzo de 2016, un proyecto de ley similar, abanderado por
el senador republicano John Thune recibió la aprobación unánime de la Cámara
Alta mientras que su colega en el Congreso, el legislador republicano, Blake
Farenthold, introdujo un propuesta similar en la Cámara de Representantes bajo
el nombre de Ley TEAM, que todavía no ha sido aprobada por la Cámara Baja.
Fuente: bancaynegocios.com
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