China podría flexibilizar aún más, o incluso derogar, las restricciones a los nacimientos para evitar la “trampa de la baja tasa de natalidad”, dijo un influyente centro de estudios del gobierno, mientras el país debate cómo evitar una bomba de tiempo demográfica.
La tasa de natalidad de China, una de las más bajas del mundo, se está convirtiendo en una preocupación para las autoridades, muy lejos del logro que implicó cuando el gobierno temía una superpoblación.
Pekín permitió formalmente a todas las parejas tener dos hijos en octubre del año pasado tras décadas imponiendo la estricta política de hijo único a la inmensa mayoría de la población.
Pero la política de los dos hijos no es el “punto final” en los ajustes a las normas sobre natalidad, dijo en un informe la Academia China de Ciencias Sociales (CASS por su sigla en inglés).
“En medio de los cambiantes estilos de vida, la gente se casa y tiene hijos más tarde, y la disposición a tener hijos es cada vez menor”, dijo el centro de estudios en un informe anual sobre población y trabajo publicado el miércoles.
“Con el fin de evitar caer en la ‘trampa del bajo índice de natalidad’, nuestra nación podría en el futuro requerir aflojar aún más sus restricciones a la natalidad, o incluso suprimirlas”, agregó.
La flexibilización gubernamental a las restricciones a la planificación familiar, que comenzó originalmente en 2013, tiene como objetivo aliviar las presiones demográficas sobre la economía, en momentos en que la población envejece rápidamente y la fuerza laboral disminuye.
A pesar de que se permite a todas las parejas tener dos hijos, los funcionarios de gobierno mantienen restricciones que son vistas como necesarias, debido a la presión que ejerce sobre los recursos y el medio ambiente la copiosa población china.
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