La directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, reconoció que el desarrollo del comercio internacional, que ha sacado a cientos de millones de personas de la pobreza, no ha solucionado el problema de las pérdidas de empleo que al mismo tiempo provoca.
“Esperábamos que el comercio mundial, que ha sacado de la pobreza a cientos de millones de personas y ha aumentado el poder adquisitivo en los países avanzados permitiría responder a las dificultades de quienes pierden sus empleos, pero no ha ocurrido. Hay que tenerlo en consideración”, señaló Lagarde en una entrevista publicada hoy por “L’Obs”.
La elección de Donald Trump en Estados Unidos y el voto de los británicos para salir de la Unión Europea muestran “una voluntad de repliegue en el interior de las fronteras”, que, aunque no condena el sistema económico basado en el comercio internacional, sí que obliga a “repensar sus consecuencias”.
Y a ese respecto, afirmó que el FMI, en coordinación con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) o la Organización Mundial del Comercio (OMC) tienen que luchar contra las desigualdades.
Así, mientras durante mucho tiempo el organismo que dirige se consagró sobre todo a la política monetaria y presupuestaria, ahora también examina aspectos como la contribución de las mujeres a la actividad, las inversiones en sanidad o en educación, en particular para los niños.
Por ejemplo, en Estados Unidos recomienda elevar el salario mínimo como una forma de distribución desde el sistema privado, y la distribución por el Estado de un complemento de ingreso para los menos favorecidos.
En cualquier caso, Lagarde avisó de que sería “ilusorio” pretender recuperar la actividad económica global sin el comercio mundial, e hizo notar que una parte de la ralentización que sufre actualmente se debe a “nuevas medidas proteccionistas”.
También señaló que el discurso de condena de la globalización sólo está en los países avanzados, mientras que en China, en India o en Latinoamérica “se considera un factor positivo que ha permitido salir de la pobreza y hacer emerger las clases medias”.
La directora del FMI constató que esos países en desarrollo y emergentes han pasado a representar “el 60 % de la economía mundial y el 80 % del crecimiento”, con lo que se está produciendo un cambio de papeles.
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