Hay un chico nuevo en el barrio y se está haciendo un lugar en las ventas de crudo a China.
Estados Unidos rápidamente se está abriendo un nicho para llenar el vacío que dejó la reducción de los envíos de los países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo.
El año pasado, las exportaciones estadounidenses de petróleo a China eran insignificantes. En 2016, las compañías enviaron en promedio sólo 10,000 barriles por día a China, menos de dos superpetroleros en todo el año.
Estados Unidos ocupó el lugar 32 en la lista de fuentes de importación chinas en 2016, de acuerdo con datos de las autoridades aduaneras chinas, por debajo de Mongolia y Sudán y apenas por sobre Yemen, país desgarrado por la guerra.
Pero todo eso cambió drásticamente este año. Las exportaciones estadounidenses de crudo a China superaron las ventas de países de la OPEP como Libia y vecinos de China como Vietnam, Kazajistán y Australia.
La marcha ascendente se prolongó durante los primeros siete meses de 2017. Las ventas promediaron 131,000 barriles por días en ese período, pero en los últimos cuatro meses, el promedio diario superó los 200,000 barriles.
Eso es suficiente para llevar a Estados Unidos al puesto número 11 en el ranking de proveedores de petróleo de China, lo que coloca al país apenas por detrás de pesos pesados de la OPEP como Venezuela, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos.
La apuesta de la OPEP para hacer subir los precios restringiendo la producción, sumada a la avidez aparentemente insaciable de China por el petróleo importado, sin duda ha contribuido a abrir un mercado a los proveedores de Estados Unidos.
También lo han hecho una baja en los costos de transporte y descuentos cada vez más grandes para el crudo estadounidense de referencia, el WTI, respecto tanto del Brent del Mar del Norte, que se usa como referencia de precio para las variedades del oeste de África, como del promedio Omán/Dubái, que se usa para fijar el precio de las exportaciones de Oriente Medio a Asia.
EE.UU. probablemente subirá en el ranking a medida que los productores busquen una salida a los crecientes volúmenes de producción, aun cuando el propio EE.UU. siga siendo un importador neto de crudo.
Esto podría ser música para los oídos del presidente estadounidense Donald Trump, ya que el aumento de las ventas de petróleo ayudará a reducir el déficit comercial con China.
Pero no será tan agradable para los países de la OPEP, que desde hace largo tiempo ven a China y otros países emergentes de Asia como sus mercados más importantes. Tampoco está ayudando a reducir las existencias mundiales.
Si bien el volumen almacenado en EE.UU. está disminuyendo, el volumen en China sigue aumentando.
Las existencias comerciales de crudo y productos refinados de China se incrementaron en 16,5 millones de barriles, o 5%, desde comienzos de año.
Las existencias estratégicas, que no se informan, casi con seguridad también han crecido. Este no es exactamente el reequilibrio que está tratando de lograr la OPEP.
Como la demanda de petróleo se está estancando en el mundo desarrollado, los productores de la OPEP han recurrido a Asia, asegurándose mercados con inversiones en capacidad de refinación y almacenamiento en la región.
No es una coincidencia que los primeros recortes de producción de Arabia Saudita y otros países de la OPEP del Golfo Pérsico realizados en enero se orientaran a los compradores de Europa y América del Norte, mientras que el suministro a los clientes de Asia en general no se vio afectado.
Arabia Saudita ya ha cedido a Rusia su lugar de mayor proveedor de petróleo a China y este año asimismo ha visto cómo Angola, también miembro de la OPEP, pasó a ocupar el segundo lugar.
Y será difícil recuperar ese primer lugar: Rusia parece en condiciones de consolidar su posición de mayor proveedor de crudo a China una vez que en enero comience a funcionar el segundo tramo de un oleoducto que conecta los yacimientos de petróleo del este de Siberia con las refinerías chinas.
Esas tuberías permitirán a los productores rusos enviar otros 300,000 barriles por día de crudo siberiano directamente a China.
El flujo de petróleo estadounidense a China sigue siendo vulnerable a cualquier aumento de los costos de transporte o la reducción del diferencial de precios con respecto a otras variedades de referencia mundiales.
Pero mientras los países de la OPEP restrinjan la oferta, ninguno de estos dos factores parece ser un gran riesgo.
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