En Venezuela, la política lo invade todo: un paseo a la playa, un juego de béisbol y hasta una visita a la peluquería.
El más reciente ejemplo es una obra de teatro que narra las desdichas de la exfiscal general, Luisa Ortega, quien huyó del país hace dos semanas en una pequeña embarcación por temor a ser apresada luego de romper con el Gobierno.
De miércoles a domingo, en funciones de apenas 15 minutos, Mercedes Benmoha, quien comparte la profesión de abogada con su personaje, hace estallar de risa a los asistentes con su interpretación de la que fuera una de las mujeres más poderosas del país hasta que criticó al presidente Nicolás Maduro.
“El venezolano no quiere que le muestres tan rudamente la realidad porque ya la vive”, dijo Benmoha, de 35 años, minutos antes de salir a promocionar su obra humorística “La fiscal” que, en las primeras semanas, ha agotado la taquilla.
“Usamos el humor como un mecanismo de defensa. Es nuestra manera de sobrevivir, de oxigenarnos, de entretenernos, de distraernos y, al mismo tiempo, de reflexionar”, agregó en una réplica del despacho de Ortega que funge de escenario.
Venezuela atraviesa una aguda crisis, con una inflación de tres dígitos, recesión económica y escasez de medicinas y alimentos que obliga a muchos a pasar largas horas en fila en busca de bienes o medicamentos subsidiados.
Entre abril y julio, millones salieron a las calles para protestar por esta realidad y fueron reprimidos “brutalmente” -según la entonces fiscal Ortega- por la fuerza pública. Los choques dejaron unos 130 fallecidos y miles de heridos.
Tras ser destituida de su cargo, Ortega dijo que era perseguida y que temía por su vida por lo que, a fines de agosto, salió hacia Aruba en una lancha para luego recalar en Colombia. Hoy se encuentra en México.
Como ahora la vida de Ortega cambia día a día, Benmoha, quien tuvo que ver más de 800 videos de la exfiscal para captar sus gestos, confesó que deben actualizar el guión cada dos días.
A principios de agosto, cuando empezó la obra, una productora se puso en contacto con Ortega para invitarla a ver “La fiscal”. Nunca pudo ir pero antes de abandonar Venezuela dejó una pequeña estatua de la dama de la justicia que ahora adorna el despacho donde Benmoha se transforma en Ortega cada noche.
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