BBVA, publicó el viernes un beneficio neto en alza de 18,2% en el segundo trimestre, impulsado por la reducción de provisiones ligadas a los activos inmobiliarios tóxicos heredados de la crisis.
El resultado neto alcanzó los 1.300 millones de euros, por encima de lo esperado por los analistas interrogados por el proveedor de información financiera Factset (1.200 millones de euros).
En un año, BBVA redujo más de 20% el monto de provisiones correspondientes a las pérdidas provocadas por los bienes inmobiliarios embargados durante la crisis a prestatarios incapaces de reembolsar sus créditos, lo que significa cerca de 790 millones de euros para el segundo trimestre.
A fines de noviembre, el banco anunció la cesión de sus activos tóxicos al fondo estadounidenses Cerberus Capital Management por unos 4.000 millones de euros, un enorme descuento en comparación con el monto inicial de los préstamos concedidos para estos bienes inmobiliarios, estimado en cerca de 13.000 millones de euros.
Los precios de los inmuebles se hundieron en España tras la explosión de una burbuja inmobiliaria a partir de 2008.
La operación, similar a otras realizadas por bancos españoles en los últimos meses, permite al BBVA sanear su balance contable y centrarse en su actividad bancaria, dejando al fondo de inversión la tarea de vender los inmuebles.
Excluyendo este elemento, el producto neto bancario, equivalente a la cifra de negocios del banco, retrocedió un 2,8% a 4.300 millones de euros sobre todo producto del impacto de las tasas de cambio, con un BBVA muy presente en México, Estados Unidos y Turquía.
Sin esa tendencia, habría progresado un 9,6%.
En España, los préstamos aumentaron un 1,6%.
A fines de junio, el ratio de fondos propios duros, que mide la solidez financiera del banco se mantenía casi estable (10,8% contra 10,9% a fines de marzo).
BBVA emplea cerca de 132.000 personas en una treintena de países.
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