Cuando todos creíamos que el petro era una especie en extinción, debido a que literalmente no existe, nadie la acepta y no se transa en mercados mundiales, súbitamente el gobierno trata de revivirlo, con una modalidad altamente cuestionable.
Uno no sabe de cuál mente ha podido salir esa idea de anclar el valor del bolívar con el petro. Esto va a pasar a los anales del folclore criollo, como los gallineros verticales, la ruta de la empanada, del gasoducto del Sur, entre tantas otras excentricidades domésticas y que tanto nos han costado.
Anclar una moneda en términos económicos significa fijar su valor con relación a otra moneda que se considera estable. Cuando se hace eso, lo que se procura es que el país que fija la moneda importe la reputación antinflacionaria de la moneda que sirve de ancla. Por esa razón, las economías que anclan o fijan sus monedas generalmente lo hacen con relación al dólar o al euro y antes lo hacían con la libra esterlina.
Una cosa muy distinta es basar la emisión de dinero local en oro o divisas. Si el anclaje que se haga respecto al dólar, digamos, es creíble, lo que va a suceder es que los precios internos se van a comportar como los precios de los Estados Unidos y eso fue lo que sucedió en Venezuela en buena parte entre los años cincuenta y finales de los setenta, cuando la inflación fue baja y estable.
Al no ser el petro una divisa, es decir una moneda de aceptación universal, no se debe emplear como ancla de otra moneda, en este caso del bolívar. El petro es una idea, más no una moneda propiamente al no cumplir ninguno de los atributos de una moneda, a saber, ser un medio de intercambio, reserva de valor o unidad para denominar los precios. Pero hay otras complicaciones en esta idea salida del cerebro no sé de quién. El petro se basa en el barril de petróleo. ¿Cuál barril, el que está en el subsuelo como reservas o el que se extrae y se coloca en un puerto internacional y por tanto tiene un precio? No vale lo mismo un barril en el subsuelo que otro ya extraído. Si se trata del barril ya extraído y comercializado, entonces el valor del petro va a fluctuar conforme se mueva el precio del petróleo en el mercado mundial, hecho este fuera del control de Venezuela. En otras palabras, toda la volatilidad del mercado petrolero internacional se transmitiría al petro y por tanto al bolívar. Con eso no se anclaría el valor de la moneda.
Por otra parte, si se trata de las reservas petroleras, hay dos problemas. El primero, ¿cómo valorar esas reservas para imputarle un valor al petro?. Eso es extremamente complicado porque en parte la valoración de esas reservas depende del precio del petróleo hoy y del precio futuro y eso no lo sabe nadie con certeza. El segundo, a quienes se les ocurrió la idea de usar las reservas petroleras para anclar el bolívar al petro, no se leyeron la Constitución que su artículo 12 dice lo siguiente: “Los yacimientos mineros y de hidrocarburos, cualquiera que sea su naturaleza, existentes en el territorio nacional, bajo el lecho del mar territorial, en la zona económica exclusiva y en la plataforma continental, pertenecen a la República, son bienes del dominio público y, por tanto, inalienables e imprescriptibles”.
Eso quiere decir que las reservas petroleras no se pueden ceder ni traspasar, mucho menos para hacer operaciones financieras. Así, las reservas petroleras de la nación no se pueden emplear para soportar una moneda.
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