El director del Fondo Monetario Internacional para el Hemisferio Occidental, Alejandro Werner, señaló que Venezuela acumulará una contracción superior a 60% del Producto Interno Bruto (PIB) al cierre de 2019, al incluir la caída de 35% que se espera para este año, al tiempo que el ente multilateral proyecta que la economía nacional volverá a reducirse otro 10% en 2020.
El funcionario destacó el peso que tiene la histórica recesión venezolana en el promedio esperado de expansión del PIB consolidado de América Latina y el Caribe, al señalar que, con Venezuela, la región terminará con un crecimiento magro de 0,6%, pero si se excluye a nuestro país, la proyección sube a 1,3%.
En 2020, como el multilateral espera que la economía venezolana caiga 25 puntos porcentuales menos, el peso del país en la región se disminuye, de manera que América Latina y el Caribe debería crecer 2,3% con Venezuela en el grupo y 2,5% sin la precaria economía nacional.
Werner sostiene que la situación de crisis humanitaria que se agravará, según el análisis del FMI. » Se espera asimismo que la hiperinflación continúe, y que la emigración se intensifique, previéndose para fines de 2019 una cifra total de migrantes venezolanos que rebasaría los 5 millones».
El director regional del FMI no explicó las hipótesis sobre las que se basaría una contracción ostensiblemente menor de la economía en el próximo año, sobre todo si parte del supuesto de que las variables generales de la crisis no variarán, al menos en el corto plazo.
El Fondo no actualiza su proyección de inflación al cierre de 2019, que se ubica en 10.000.000%, una cifra que visto el comportamiento efectivo de los precios parece muy difícil de alcanzar.
Werner identifica un panorama de riesgos crecientes para las economías de América Latina y el Caribe. «Los riesgos para las perspectivas económicas continúan inclinados a la baja, y entre ellos está una nueva escalada de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, una desaceleración en las principales economías y condiciones financieras globales más restrictivas».
«Los principales riesgos internos incluyen un aumento de la incertidumbre de las políticas económicas, la reversión de reformas y desastres naturales. A comienzos de este año se registraron fuertes flujos de inversión de cartera, los que disminuyeron en mayo y junio y podrían contraerse aún más de materializarse los riesgos a la baja», alerta Werner.
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