Doscientos jugadores se enfrentarán este fin de semana en Nueva York en la final de la primera Copa del Mundo de Fortnite, que otorga 30 millones de dólares en premios, un evento que busca apuntalar aún más la popularidad de este adictivo videojuego.
Los «gamers» son todos jóvenes y se reunirán en el inmenso estadio Arthur Ashe de Flushing, Queens, donde se juega cada año el US Open de tenis, transformado para la ocasión.
El inglés Mongraal, el belga DRG o el francés Snayzy, clasificados para la final, son aún menores de edad, pero ya famosos en el mundo de los videojuegos, la mayoría de ellos por su seudónimo de jugador.
Incluso antes del inicio del torneo cada uno ganará 50.000 dólares como mínimo. Pero aspiran a la victoria final, que les garantizará tres millones de dólares, o sea casi tanto como el vencedor del próximo US Open (3,8 millones).
En total, en toda la temporada que incluye 10 semanas de eliminatorias y la final, Epic Games, el editor de Fortnite, habrá desembolsado 100 millones de dólares, algo inédito.
Es una manera de perpetuar el éxito de este juego creado por el estadounidense Darren Sugg, de 41 años, y lanzado en julio de 2017 bajo el formato conocido como «Battle Royale», en el cual hay que eliminar a los otros jugadores y ser el único sobreviviente para ganar.
Tras el increíble suceso de 2018, cuando Fortnite tuvo una facturación de hasta 300 millones de dólares en algunos meses, según el analista de Wedbush Securities Michael Pachter, varias fuentes señalan que el ritmo de crecimiento se ha desacelerado.
Pero pese a ello el juego superó a inicios de año el umbral de los 250 millones de jugadores. «Aún no han llegado a su pico», dice el analista, y estima que «Fortnite aún tiene 10 años por delante».
«Los ingresos han caído probablemente a 200 millones por mes, lo cual lo torna el mayor éxito de los videojuegos en la historia», insiste Pachter.
Más allá de su comunidad de «gamers» y los ingresos que genera, Fortnite ya ha transformado la industria.
Su modelo gratuito con posibilidad de realizar compras en el juego, llamado «freemium», se ha convertido «en el modelo económico dominante en los videojuegos», según Jeremy Jackson, analista de la consultora Newzoo.
«Más abierto»
Otra innovación, crucial para llegar a un público más amplio, es la posibilidad de jugar en línea con cualquier soporte: computador personal, consola o teléfono inteligente, una innovación inédita.
«La ventaja de Fortnite es que su popularidad va más allá de la comunidad de ‘gamers’, al igual que GTA», un juego lanzado en 1997, subraya Jackson.
Otra ventaja es el lanzamiento frenético de nuevas versiones del juego, ya en su novena edición, un ritmo «que los otros estudios no logran reproducir», explica.
«Todo el tiempo inventan una novedad», asegura Evan Depauw, alias DRG, de 15 años e integrante del equipo francés Vitality. «Por lo tanto hay siempre alguna cosa que fuerza a los jugadores a jugar».
Clasificado en la primera semana de competencias, DRG ya ganó unos 7.000 dólares y sabe que se irá de Nueva York con al menos 50.000 en su billetera.
Evan juega a Fortnite entre tres y cuatro horas diarias en promedio, y comenzó porque «hay mucho más dinero para ganar» que en otros juegos «y está abierto a todos». «Muchas veces, en los juegos, hay realmente pocos jugadores que pueden ganar mucho dinero y ser muy conocidos», pero no en Fortnite, explica.
«Es más abierto que otros juegos», confirma Naofel Zoubiri, de 16 años, alias BadSniper, también miembro de Team Vitality.
Prueba de ello es que la superestrella de Fortnite, Ninja, que posee 22 millones de abonados en YouTube, no clasificó para esta primera final.
Pese a la dimensión igualitaria de Fortnite, el torneo de este fin de semana tiene sus favoritos, como los austriacos Klaus Konstanzer, alias «Stompy», y Thomas Hörak, alias «Tschinken», socios en la competencia de duplas el sábado, o el estadounidense Turner Tenney, conocido como «Tfue», para el torneo individual que tendrá lugar el domingo.
Evan y Naofel aún están en la escuela secundaria y no piensan dejar los estudios, pase lo que pase en la final.
«Intento tener un respaldo», dice DRG. «Si alguna vez ya no tengo el nivel (suficiente para ganar) o simplemente me canso, al menos tendré los estudios».
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