Representantes chinos y estadounidenses se reunirán esta semana en China para nuevas negociaciones comerciales en las que los analistas no auguran, sin embargo, grandes avances.
Las reuniones, previstas el martes y el miércoles, se celebrarán en Shangái y serán las primeras en cara a cara desde el fracaso en mayo de las últimas negociaciones, cuando el presidente estadounidense, Donald Trump, acusó a Pekín de no cumplir sus compromisos.
Trump decidió entonces aumentar los aranceles a gran parte de los productos chinos importados.
China y Estados Unidos se aplican mutuamente aranceles por más de 360.000 millones de dólares de intercambios anuales.
Los líderes de los dos países acordaron sin embargo en junio hacer una tregua y volver a dialogar, aunque desde entonces no hubo grandes progresos.
«China aborda fundamentalmente esta cuestión bajo un ángulo puramente económico y quiere simplemente cerrar un acuerdo», dijo a la AFP Wang Chuanxing, un profesor de la universidad de Tongji, en Shanghái.
Pero Estados Unidos «intenta juntar los problemas comerciales con una rivalidad estratégica», añade.
Trump irritó a Pekín en mayo cuando puso al gigante tecnológico chino Huawei en una lista negra argumentando razones de seguridad.
Ahora «el punto en común es que las dos partes quieren llegar a un acuerdo. Eso es muy importante», dice Wang.
La reanudación del diálogo está considerada como un paso en la buena dirección y la elección de Shangái, capital económica de China, también es simbólica.
«Puede tratarse de una manera de alejar a Xi Jinping y a su entorno de las consecuencias potencialmente negativas de las negociaciones», apunta Michael Pettis, profesor de finanzas en Pekín.
El secretario estadounidense del Tesoro, Steven Mnuchin, que estará en China junto al representante de comercio Robert Lighthizer, advirtió sin embargo que quedan «numerosos problemas» por resolver, en declaraciones a la cadena CNBC.
Sin optimismo
China y Estados Unidos «no son optimistas» sobre el resultado de las nuevas negociaciones, indica el analista Larry Ong, de SinoInsider, una consultora especializada en China.
Si ese fuera el caso, las negociaciones «serían en Pekín y no en Shangái», indica a la AFP.
«Es poco probable que firmen un acuerdo esta semana», advierte por su parte Shen Dingli, un profesor de Shangái especializado en relaciones internacionales.
«Se trata más de una reunión para relanzar el proceso que para llegar a un acuerdo», advierte Shen.
El periódico en inglés Global Times, considerado como cercano al gobierno de Pekín, admitió el viernes en un editorial que «las negociaciones serán largas».
Según algunos observadores, China podría alargar a propósito las negociaciones hasta las próximas elecciones estadounidenses de 2020, con la esperanza de que haya un presidente más dispuesto a negociar que Trump.
Por el lado chino, la delegación negociadora estará de nuevo encabezada por el vice primer ministro Liu He, cercano al presidente Xi Jinping.
Pero el ministro chino de Comercio, Zhong Shan, considerado como un duro, podría tener un papel más importante.
Según Wang Chuanxing, se trata de «una persona muy competente» pero que puede tener «palabras duras» en la negociación.
La guerra comercial entre China y Estados Unidos ya está afectando a sus economías.
El crecimiento chino se ralentizó en el segundo trimestre (+6,2%), su nivel más bajo en al menos 27 años.
Por su parte, los agricultores estadounidenses, uno de los principales apoyos electorales de Trump, se quejan de la caída de sus exportaciones a causa de las tensiones comerciales con China.
Tras el fracaso de las negociaciones en mayo, China y Estados Unidos «entienden ahora que ninguno de los dos puede ganar al otro», según Shen Dingli.
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