El Banco Central Europeo (BCE) prevé que los bancos de la zona del euro puedan sufrir «pérdidas significativas» debido a las consecuencias de la pandemia de COVID-19 para el sector financiero.
El BCE alerta en su informe de estabilidad financiera, publicado este martes, de que «la pandemia aumenta los riesgos para la estabilidad financiera» al amplificar los problemas que ya tenían el sector financiero, las empresas y los gobiernos.
La entidad monetaria europea hace hincapié en el documento en que las respuestas políticas a la pandemia son esenciales para preservar la estabilidad financiera.
«Los bancos de la zona del euro, aunque están ahora mejor capitalizados, podrían afrontar pérdidas significativas y más presión en su rentabilidad», prevé el BCE.
El vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, dijo por videoconferencia que «la pandemia ha causado la contracción económica más severa en la historia reciente», pero las medidas políticas que han aplicado los gobiernos «han evitado un colapso».
«No obstante, las repercusiones de la pandemia en las perspectivas de rentabilidad de los bancos y en las finanzas públicas a medio plazo deben ser abordadas para que nuestro sistema financiero pueda continuar apoyando la recuperación económica», añadió Guindos.
Las medidas que han aplicado los gobiernos han evitado que el sistema financiero se quedara bloqueado, pese a las inmensas perturbaciones sociales y económicas para frenar la propagación del COVID-19.
Aunque las tasas de contagio han bajado en muchos países, el impacto en la economía y los mercados ha sacado a la luz problemas de la estabilidad financiera de la zona del euro que ya existían y los han exacerbado, según el informe del BCE.
Por ello pueden surgir riesgos para la estabilidad financiera en la medida que estos problemas interactúan con la pandemia.
Por ejemplo, puede subir mucho el precio de algunos activos y se pueden producir fuertes salidas de capital en algunos fondos de inversión.
De nuevo, han surgido dudas en los mercados sobre la sostenibilidad de la deuda de los gobiernos, que han tenido que endeudarse más para afrontar la pandemia, y de las empresas.
Los mercados podrían volver a calibrar los riesgos soberanos y presionar a los países más vulnerables.
Esta nueva crisis también pone de relieve la baja rentabilidad de muchos bancos europeos.
Cuando la pandemia se propagó a finales de febrero por todo el mundo, se produjeron «caídas dramáticas de los precios de los activos», un fuerte aumento de la volatilidad en los mercados financieros, falta de liquidez en algunos mercados importantes y un endurecimiento de la condiciones de concesión de los préstamos.
Algunas reacciones de los mercados se vieron amplificadas por la necesidad de los fondos de inversión de vender activos por las salidas de capital.
Las medidas que ha aplicado el BCE, como las nueva compras de deuda y las inyecciones de liquidez, han ayudado a estabilizar las condiciones en los mercados.
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