Al gobierno de Nicolás Maduro se le hace cada vez más difícil cuadrar sus cuentas. No hablamos de los bolívares que se reproducen de forma electrónica sin freno desde el Banco Central, si no de los dólares necesarios para importar materias primas, repuestos, comida y medicinas, además del cumplimiento de las obligaciones financieras en moneda extranjera de la República y Pdvsa.
La caída de la producción de Pdvsa deja un margen de maniobra día a día más pequeño para los malabares que ejecuta el gobierno sobre la cuerda floja que es la crisis económica actual, una situación sin comparación en la historia del país.
Las señales de la desesperación por captar hasta el más mínimo monto en dólares que esté disponible se muestran en el hecho de que se permita a las casas de cambio recibir las remesas a una tasa de Bs 2.200.000 por dólar, lo más cerca que ha estado una tasa oficial a la del mercado paralelo.
La presión sobre las personas que reciben dinero desde el exterior se centra en perseguir cuentas bancarias a las que se acusa de una acción ilegal.
En el informe semanal de Aristimuño Herrera & Asociados analizamos la complicada situación de la economía venezolana, les comentamos cómo podría el FMI ser parte de la solución a la crisis y claves para sobrevivir a un Estado intervencionista.
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