Inflación de dos dígitos, desempleo en aumento, contracción económica y agitación social caracterizan a la crisis económica de Argentina, país que obtuvo este miércoles un segundo auxilio financiero del FMI para un préstamo total de 57.100 millones de dólares.
Argentina, que este año ocupa la presidencia pro témpore del G20, ha sido la economía más golpeada en el grupo de países emergentes, todos sometidos a fuertes presiones sobre sus monedas.
– Caída del PIB –
Argentina definió como su principal objetivo reducir la tasa de inflación (24,3% de enero a agosto de este año) y conseguir el déficit fiscal cero. Para ello, impedirá el crecimiento de la base monetaria y permitirá la libre flotación de la moneda en un rango entre los 34 y 44 pesos por dólar.
Pero los meses por venir “serán difíciles incluso si el acuerdo (con el FMI) logra las metas” de despejar dudas sobre la capacidad de pago de Argentina y sobre la estabilidad de su mercado cambiario, consideró Daniel Kerner, especialista del Eurasia Group.
El ministro de Economía, Nicolás Dujovne, admitió que la tercera economía de América Latina estará en recesión este año. La actividad económica cayó 2,7% en julio interanual y el Producto Interno Bruto fue de -4,2% en el segundo trimestre comparado con igual periodo de 2017.
La industria tuvo su tercer retroceso consecutivo en julio (-5,7%) y se esperan datos desalentadores para agosto y septiembre. El gobierno estimó que la economía retrocederá 2% este año.
La perspectiva de crecimiento pasó de 3,5% del PIB a -0,5% para 2019.
– Acelerada inflación –
La inflación, un mal que históricamente ha caracterizado a Argentina, se aceleró desde abril cuando se inició la corrida cambiaria que pulverizó cerca del 50% del valor del peso desde enero.
El impacto en los precios de la devaluación, el aumento de los combustibles y de las tarifas de los servicios públicos conformaron un cóctel inflacionario que abruma a los argentinos.
La inflación anual acumulada a agosto es de 24,3%, pero los economistas la estiman por encima de 40% para diciembre, una de las más elevadas del mundo.
– Agitación social –
Los poderosos sindicatos argentinos están en pie de guerra y reclaman al gobierno frenar el ajuste que afectó las jubilaciones, aumentó la presión impositiva y ha provocado miles de despidos en la administración pública.
El desempleo aumentó a 9,6% en el segundo trimestre de 2018 respecto del 8,7% de igual período del año pasado.
Las calles de Buenos Aires son escenario constante de protestas de organizaciones que agrupan a los sectores más empobrecidos. La iglesia católica alertó que crece el número de personas que recurren a comedores sociales para alimentarse.
La pobreza venía en disminución y al cierre del segundo semestre de 2017 se ubicó en 25,7%, pero los analistas advierten que la medición del primer semestre de este año arrojará un número mayor.
– Desbalances y ajuste fiscal –
La balanza comercial argentina alcanzó en junio el déficit previsto para todo el año con 18 meses consecutivos de caída.
La peor sequía en décadas y la caída del precio internacional de la soja contribuyeron a agravar el desbalance.
El gobierno estableció como prioridad absoluta lograr el equilibrio fiscal en 2019, un ambicioso objetivo teniendo en cuenta que para este año se proyecta un déficit de 2,7% y que fue del 3,9% en 2017.
– Presidenciales 2019 –
Falta poco más de un año para las presidenciales en las que Mauricio Macri buscará un nuevo mandato, según lo anticipó en su visita a Nueva York esta semana.
Pero a la par del deterioro en las cifras económicas, corre el desgaste en los índices de aceptación de Macri.
Según un estudio de la privada Universidad de San Andrés la imagen positiva presidencial cayó de 66% en octubre pasado a 34% en agosto último.
El gobierno no cuenta con mayoría propia en el Congreso y dependerá de alianzas para lograr una pronta aprobación del presupuesto con fuertes medidas de austeridad.
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