El precio de la carne ha subido 10 veces en los últimos tres meses. Hasta mediados de agosto los venezolanos podían encontrar en distintos puntos de venta productos cárnicos sin mayores dificultades, que no fueran las atinentes a la caída del poder adquisitivo en medio de una voraz hiperinflación que limitaba la posibilidad de adquirir la proteína.
Carnicerías, cadenas de supermercados, automercados independientes, abastos y mercados municipales expendían la carne de manera regular hasta que el gobierno de Nicolás Maduro -como parte del llamado plan de recuperación económica- decidió regular en BsS 90 el kilo de carne -independientemente del corte- que ya se vendía en los canales formales en BsS 120.
Como suele ocurrir cuando las autoridades fijan precios por debajo de costos, la carne desapareció de las neveras de los establecimientos comerciales y municipales. Empezó a asomarse de manera esporádica semanas después a precios de mercado.
A la par, gobernaciones y alcaldías chavistas intensificaron la práctica de retener o quedarse con parte de la carne cuando es transportada, entre 30 y 60%, de acuerdo con Carlos Albornoz, presidente del Instituto Venezolano de la leche y la Carne (Invelecar).
“Pagan el precio que ellos consideran”, dice Albornoz, quien ha insistido en la necesidad de los gobiernos regionales y municipales acaten la prohibición del Ejecutivo de retener o condicionar la movilización de alimentos e insumos. En varias ocasiones el gobierno central ha publicado resoluciones en ese sentido, sin embargo, no se cumplen. La última de ellas, del 16 de noviembre.
El no acatamiento de la medida “será considerado como una transgresión a la seguridad y soberanía agroalimentaria nacional, y estará sujeto a la aplicación de la sanción de prisión de 12 a 15 años, correspondiente al delito de boicot y de tres a seis años, correspondiente al delito de condicionamiento”, según lo dispuesto en la Ley Orgánica de Precios Justos, señala la más reciente resolución.
La ilegal actuación de gobiernos regionales y municipales ha mermado la oferta en los canales regulares de distribución. Además, en lo que va de año el robo y el abigeato de reses se ha incrementado 90% en comparación con 2017, dijo Albornoz a Banca y Negocios.
Todo esta realidad, más la hiperinflación, incideb en un incremento de la carne. A mediados de agosto el kilo de carne se podía conseguir en BsS 120, antes de la regulación. Tres meses después se compraba en BsS 1.200 en promedio, justo antes de que el presidente Maduro anunciara que se publicaría nuevamente el listado de productos básicos con precios acordados -tras ajustar el valor del petro- y fustigara su incumplimiento.
El desabastecimiento de carne a noviembre es de 83%, de acuerdo con Albornoz:
Esta es la curva ( expresado %) del aumento del precio de la carne al consumidor. Así se expresó a partir de la estatizacion desde el poder ejecutivo y los gobernadores de estado. El desabasto supero el 83% promedio en el mismo periodo. pic.twitter.com/JqnZ90fVb2
— CarlosAlbornoz (@CarlosOAlbornoz) 30 de noviembre de 2018
La ocupación temporal de 21 mataderos en todo el país no va a mejorar el suministro del producto. “Que se intervengan los matadores no va a hacer que aparezca la carne, sino que los arrimadores, que andan en sus camionetas, que tienen pequeñas sumas de dinero y viven de esa intermediación, desaparezcan y no arrimen y no le compren el ganado a los productores y nosotros (ganaderos) no encontremos a quien venderles porque los mataderos no comercializan”, dijo en conversación con Banca y Negocios.
“Los mataderos no comercializan la carne, son empresas que prestan un servicio de matanza, de beneficio, de faenado de los animales que le arriman. Son los arrimadores, operadores de logística en el tema de la carne, los que negocian con los productores y con las carnicerías en la gran mayoría de los casos”, dijo para detallar el funcionamiento de la cadena.
“Esto no va a influir en el tema de abastecimiento. La ocupación de los mataderos es una excusa más para estatizar el rebaño de ganado bovino”, que hasta ahora se ha mantenido a la perseverancia de los ganaderos del país.
Los controles y la peor crisis económica que haya padecido Venezuela en su historia moderna llevó el consumo de carne pér cápita al año a cuatro kilos en 2017, según datos de Invelecar y la Federación Nacional de Fanaderos (Fedenaga), respaldados por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura).
Inf FAO ! La misma RATIFICA datos q hace al menos 16 meses vienen arrojando las aproximaciones de @Invelecar y @Fedenaga sobre la caída del consumo de carnes rojas en Vzla. En el último trimestre a consecuencia d la Intervención de los Gobernadores en el circuito está se acentuó pic.twitter.com/8eQ7KdbhTp
— CarlosAlbornoz (@CarlosOAlbornoz) 27 de noviembre de 2018
Según cifras de Cáritas aportadas por Albornoz, ocho de cada 10 mujeres sufre de anemia y la principal fuente de hierro para combatir la afección es precisamente la carne roja. El presidente de Invelecar señala que el gobierno debería preocuparse por esta situación en lugar de estar persiguiendo a los dueños de mataderos.
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