La idea de un nuevo referéndum sobre el Brexit se abre camino como alternativa al acuerdo firmado por la primera ministra Theresa May, que podría sufrir una estrepitosa derrota en el Parlamento, aunque su organización supondría todo un desafío, según los analistas.
“Hay una dinámica creciente en la campaña para un segundo referéndum”, sobre todo si el acuerdo de Theresa May queda rechazado por el Parlamento, opina Constantine Fraser, especialista en política europea en el gabinete TS Lombard.
“No diría que [el segundo referéndum] es algo probable, pero sí que se trata de una posibilidad que gana terreno”, añade.
May está librando una carrera contrarreloj para convencer a los muy escépticos diputados británicos que el acuerdo de divorcio negociado con la UE es “el mejor” o “el único posible”.
De momento, la ‘premier’ parece muy lejos de reunir los votos suficientes para adoptar el texto el 11 de diciembre.
May se enfrenta tanto a la hostilidad de los ‘brexiters’, que temen quedar unidos sin tiempo límite a la UE, como a la de los eurófilos, que no quieren dejar el club europeo.
Si fracasa en el Parlamento, May podría jugar la carta del miedo (la posibilidad de un Brexit sin acuerdo caótica el próximo 29 de marzo) y obtener así el apoyo de los diputados en una nueva votación, según Nick Wright, del University College de Londres.
May excluye categóricamente celebrar un nuevo referéndum que considera una “traición” a la elección del 52% de los votantes favorables al Brexit en la consulta de junio de 2016.
Pero la idea se está abriendo camino y congregó a 700.000 manifestantes en Londres en octubre. Un sondeo publicado esta semana por el Daily Mail indica que el 48% de los británicos pide un nuevo referéndum (34% no lo quiere).
Unas recientes palabras del presidente del consejo europeo, Donald Tusk, reforzaron esas esperanzas. Dijo que un rechazo al acuerdo solamente deja dos opciones: o un Brexit sin acuerdo o ningún Brexit de ningún tipo.
Pero un nuevo referéndum plantearía diversos problemas, como las divergencias sobre la formulación de la pregunta, la falta de apoyo del gobierno, al menos de momento, y buscarle un lugar en el calendario.
El 29 de marzo de 2017, el Reino Unido activó el artículo 50 del tratado de Lisboa, un proceso de salida que se cierra al cabo de dos años.
A solicitud de un grupo de responsables escoceses proeuropeos, la Corte de justicia de la UE dictaminará si ese proceso puede ser detenido.
Reino Unido podría solicitar también una ampliación del plazo, mientras sondea a sus electores. Pero con las elecciones europeas previstas para mayo de 2019, Londres apenas podría ganar unas pocas semanas suplementarias.
“El mayor obstáculo a un segundo referéndum es el calendario'”, indica Constantine Fraser, y subraya que Reino Unido necesita “entre cuatro y cinco meses” para organizar un referéndum. Y “pase lo que pase, el país seguirá estando muy dividido”.
“Pero si llegáramos a esa situación, los europeos solamente prorrogarían el artículo 50 hasta las elecciones europeas”, dijo a la AFP una fuente diplomática.
Sin embargo, Nick Wright cree que Bruselas podría demostrar flexibilidad ante un referéndum que pudiera cambiar totalmente la situación. “Sería complicado pero no creo que la UE dijera que no”.
Fuente: https://ift.tt/2KRE3Ao
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