En un lapso de 29 días, los casos de Covid-19 en Venezuela han pasado de 1.662 a 5.530, lo que significa que en el casi completo mes de junio se ha informado oficialmente de 3.868 contagios, que equivalen a 70% del total de infectados registrados desde que se inició la cuarentena nacional, el pasado 17 de marzo.
Venezuela, un país cuya economía puede terminar, este año, reducida a aproximadamente 30% de lo que era en el cuarto trimestre de 2013 y que, con seguridad, arribará en noviembre a tres años de hiperinflación, vive una relativa y restringida reactivación de las actividades productivas y comerciales desde el 1 de junio, precisamente coincidiendo con el período de mayor expansión del coronavirus en el país.
¿Es esta reapertura muy parcial la causa del incremento sostenido y acelerado de casos? ¿O tiene razón el gobierno cuando acusa sin remilgos al flujo de migrantes retornados por trochas fronterizas de ser los vectores de esta nueva y peligrosa etapa de expansión del coronavirus Sars-Cov-2 en el país?
Banca y Negocios conversó con la doctora Patricia Valenzuela, especialista en Medicina Interna e Infectología, con el fin de establecer qué está pasando con la propagación del coronavirus en el país, evaluar como se está combatiendo y cuáles son los escenarios temporales para alcanzar eso tan elusivo llamado «nueva normalidad».
ByN: – ¿Por qué se están incrementando tan aceleradamente los casos de Covid-19 en Venezuela?
Patricia Valenzuela: -Este aumento de casos responde a diferentes factores. Uno de los principales es que los sectores populares en las ciudades y en los pueblos del interior del país no cumplieron a cabalidad la cuarentena, por diferentes razones. Son personas que económicamente dependen del día a día, están en la economía informal y, por lo tanto, tenían que salir a buscar alimentos, agua, medicamentos y además no pusieron en práctica las medidas de prevención, como el lavado de manos, el uso del tapabocas, y el distanciamiento físico. Hemos ido aprendiendo a lo largo de la pandemia, porque este un virus nuevo. Ahora sabemos que se transmite, fundamentalmente, de persona a persona, a través de las gotitas de saliva que se expelen cuando se tose, estornuda, habla o se ríe.
«A lo anterior hay que sumar que se declaró una flexibilización de la cuarentena, quizás un poco temprana, y, además, hay que añadir el regreso de los viajeros migrantes al país, escapando de las crisis sanitarias de otras naciones. Hay que subrayar que no les podemos achacar todo el peso de los casos nuevos a la migración de retorno, pero lo cierto es que hay un protocolo, indicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que se debe aplicar en puertos, aeropuertos y fronteras terrestres. Hay que estar muy bien preparados y equipados para atender un mayor volumen de casos e identificar con precisión los casos sospechosos y certificarlos», apunta la facultativa.
– Para flexibilizar hay que cumplir requisitos –
– ¿Cómo evalúa usted el proceso de flexibilización, este Plan 7+7? ¿Qué habría que hacer para mejorarlo?
– Hay que entender que se deben cumplir los requisitos que establece la Organización Mundial de Salud. Uno básico es que los países deben tener al menos 14 días sin reportes de casos nuevos antes de comenzar a levantar los confinamientos por fases. Lamentablemente, si se siguen presentando casos nuevos y con tendencia al incremento, con riesgo de pasar a una expansión exponencial –nosotros no hemos llegado a eso- no es el momento adecuado para iniciar procesos de flexibilización.
«Adicionalmente, se debe tener un sistema de salud acondicionado, con suficiente capacidad de hacer pruebas para detectar casos, e igualmente se debe tener una suficiente capacidad de aislamiento de pacientes. No hay un método recomendado científicamente. ni matemáticamente perfecto para flexibilizar, pero el país debe utilizar la experiencia de otras naciones y entender los requisitos que las autoridades deben cumplir».
La doctora Valenzuela puso el dedo en un tema clave, ya que, a su juicio, «es importante contar con la capacidad de hacer suficientes pruebas PCR en el país. Lo importante es que no se produzca un aumento incontrolado de casos».
– ¿Cuál es el umbral para comenzar a hablar de expansión exponencial?
– Por ahora, tenemos un crecimiento sostenido. Hablamos de aumento exponencial cuando los incrementos de contagios confirmados se duplican o triplican cada 48 horas. Eso va en línea con lo que ocurrió en China, Italia o España. Este es un parámetro de crecimiento exponencial.
– Efecto embudo –
ByN: – Sin duda, es preocupante que no se certifiquen los casos con suficiente rapidez, en principio porque tenemos un solo laboratorio que procesa pruebas PCR…
Patricia Valenzuela: -Es indispensable capacitar con urgencia más personal y autorizar a otros laboratorios que pueden hacer la prueba, si cuentan con la capacitación necesaria y el suministro de reactivos. En Caracas, hay varios laboratorios que tienen equipos para realizar la prueba. Insisto, solo se necesitan reactivos y autorización; mientras no tengamos más laboratorios habilitados, aparte del Instituto «Rafael Rangel», se desarrolla un efecto embudo. En Caracas, un resultado se puede tardar entre 5 y hasta 7 días. Si eso pasa en Caracas, en el interior los resultados se pueden demorar fácilmente más de una semana.
– La «nueva normalidad» –
ByN: – ¿Cuándo cree usted que llegaría esa «nueva normalidad» post pandemia, en el caso venezolano?
Patricia Valenzuela: -La pandemia comenzaría a desaparecer cuando haya vacunas y ayudaría mucho que aparecieran tratamientos más efectivos. Ya tenemos un medicamento antiviral específico, que es el remdesivir, pero que se usa para casos más graves y no está disponible en todo el mundo; se administra solo en Estados Unidos. Se necesita un tratamiento específico para cada tipo de pacientes según su gravedad. En este sentido, estamos viendo que continuaremos con la pandemia durante todo el segundo semestre hasta diciembre y, posiblemente, durante el primer semestre de 2021. Venezuela es parte de Sudamérica, que es donde llegó más tardíamente el virus, y eso nos ha permitido aprender de la experiencia de los demás, porque esta es una característica de las pandemias, que se puede ver la epidemia de cada país en simultáneo y en tiempo real. Venezuela debe evitar el incremento exponencial, pero, en el mejor de los casos, estamos a la mitad del proceso de expansión.
– ¿En su opinión, qué ha facilitado una propagación tan extensa y acelerada del Covid-19?
– En principio, este es un virus nuevo, la población del mundo es sensible, es un blanco fácil, porque no individuos previamente expuestos. Además, se transmite efectivamente por contacto de persona a persona. El mundo no se lavaba las manos y, en consecuencia, está aprendiendo que hay que hacerlo varias veces durante el día. El ser humano establece contactos cercanos y ese contacto se ha hecho riesgoso, porque facilita la transmisión; de manera que hay que reinventar la manera de transmitir afecto y agradecimiento. Hay que limpiar los lugares comunes y superficie. Estamos en el proceso de adoptar nuevos hábitos más saludables en muchos sentidos.
– ¿En términos históricos, qué tan letal está resultando esta pandemia de Covid-19?
– Hubo pandemias muy letales en otros tiempos, pero posiblemente agravadas porque las condiciones de vida en el planeta eran más precarias que hoy. Lo cierto es que, en el caso del coronavirus Sars-Cov-2, la mortalidad varía en función el grupo etario y los países. Tener claro un valor sobre si es más o menos letal, es relativo. En diferentes países hubo letalidad baja en comparación con la proporción de los casos. Alemania y Canadá, por ejemplo, han tenido baja mortalidad en función de su número de contagios.
«La población de mayor riesgo es la de personas de la tercera edad que tengan o no afecciones crónicas. Los adultos, adultos jóvenes e incluso adolescentes pueden ser casos graves si presentan alguna afección crónica asociada, como diabetes melitus, hipertensíon arterial, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, enfermedades autoinmunes, obesidad, entre otras. La mortalidad en consecuencia, es mayor en personas de la tercera edad con afecciones crónicas. Se ha hablado de que puede llegar a 2 o 3% de los infectados, y hay cohortes que señalan que, en la población de tercera edad puede llegar a 10%, según las condiciones de los contagiados. Hay que esperar una evolución más larga de la pandemia para tener una idea más clara de sus indicadores reales de mortalidad».
– Recordar: la prevención es clave –
– Es obligatorio, incluso por decreto, el uso de tapabocas. Además de este elemento, ¿qué otros instrumentos de protección usted recomienda?
– El tapaboca debe usarse bien; es decir, debe cubrir nariz y boca. Hay que lavarse las manos antes de colocarlo y debe ir bien ajustado. Luego lavarse las manos otra vez para no volver a tocarlo. Además, está distanciamiento físico de no menos de metro y medio, el lavado regular de manos. Esas son los mecanismos mínimos de prevención. También es importante la protección ocular con lentes o los escudos faciales de acetato que ya estamos viendo con más frecuencia. Yo no recomiendo el uso de guantes, porque da una idea falsa de seguridad. Con los guantes se recoge cualquier virus o bacteria, no solo el Sars-Cov-2. Simplemente, hay que lavar las manos o desinfectarlas con gel cada vez que se tiene contacto con objetos o superfcies fuera de casa. Los guantes dan una falsa seguridad y entonces las personas manipulan todo; teléfonos, llaves. Sin duda, nada sustituye el lavado.
– Hablemos sobre el tapabocas, porque en la calle uno ve cualquier cosa. ¿Cuáles son las especificaciones mínimas que estos instrumentos deben cumplir?
– El personal de salud, que atiende pacientes sospechosos y confirmados, debe usar tapabocas de cuatro tiras en sus versiones de mayor calidad. Los pacientes sospechosos deben usar también mascarillas tapabocas de alto nivel de protección. Yo insisto en que los tapabocas de uso hospitalario deben reservarse al sector salud, para evitar que haya escasez por sobredemanda. En consecuencia, la mascarilla de tela o confeccionada en el hogar es una opción. Esta debe quedar ajustada, sin fugas, y deben ser de tela de algodón, preferiblemente. Hay varios detalles; no se debe usar húmeda porque pierde efectividad como barrera. Las del sector salud se usan por 24 horas y si se humedecen deben descartarse. Las de tela hay que lavarlas, secarlas y plancharlas todos los días. La otra cosa, es que el tapabocas no es suficiente. Hay que cumplir el protocolo completo: tapabocas, lavado de manos, distanciamiento físico y protección ocular.
– Se ha ido extendiendo la idea de que el uso prolongado de tapabocas afecta la salud. ¿Es eso cierto?
-No es cierto que el uso de tapabocas genera hipoxemia (una disminución anormal de la presión parcial de oxígeno en la sangre arterial). De hecho, los de mayor filtrado, como la N95, son catalogadas como respiradores, porque pueden filtrar hasta 95% de las partículas y micropartículas con las que se puede entrar en contacto. Estas mascarillas son filtros, no están selladas, se puede respirar con ellas. Las de telas tienen menor capacidad de filtrado, pero es poco probable que produzcan hipoxemia, hipoxia o asfixia. Se deben usar el tiempo que sea necesario. Solo se pueden dejar de usar en sitios cerrados y si se está solo.
– Otra cosa que genera muchas dudas es la posibilidad de contagio a través del contacto con superficies y materiales. ¿Qué tanto riesgo hay de infectarse si uno, por ejemplo, toca el mostrador de una panadería, una tarjeta de débito, o un punto de venta?
– Se hicieron experimentos con spray con altas concentraciones de Sars-Cov-2 y fueron aplicados a diferentes superficies y materiales; se usó acero, plástico, papel y otros. En el material donde más tiempo duraba, unas 72 horas, fue en las cartulinas. Lo importante es que si usted toca el mostrador de la panadería y luego va y se toca la cara o se rasca un ojo, puede contagiarse. Hay que desinfectarse las manos cada vez que se entra en contacto con alguna superficie u objeto con gel antibacterial con alcohol al 70%. Lo importante es saber que la gotica de saliva tiene que hacer contacto con las mucosas de la boca, los ojos y la nariz para contagiar, por ello no es recomendable, en ningún caso, tocarse la cara, los ojos o la nariz sin lavar o desinfectar las manos, previamente.
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