Los expertos señalan que todavía Venezuela no ha entrado en una etapa de expansión exponencial de los casos de Covid-19, pero corre un elevado riesgo de cruzar ese peligroso umbral.
Básicamente se habla de expansión exponencial cuando el número de casos aumenta más de 60% interdiario de manera sostenida, de acuerdo con los parámetros establecidos por la Organización Mundial de la Salud. En nuestro país podemos hablar, entonces, de un crecimiento acelerado de los contagios.
Igualmente, los expertos médicos que hemos consultado nos indican que el panorama para Venezuela puede ser complicado. En atención a la evolución de la pandemia en la región, nuestro país aún podría estar lejos de alcanzar un pico de casos, por lo que es altamente probable que pasemos el resto del 2020 con una actividad económica restringida, con una elevada posibilidad de que se produzca otra cuarentena indefinida.
Los datos que hemos recopilado indican que un escenario sensato de normalización sostenible puede ubicarse en el primer trimestre de 2021.
El coronavirus, en consecuencia, va a determinar el desempeño de la economía y de otros asuntos relevantes, como, por ejemplo, la convocatoria de las elecciones parlamentarias. La evolución de los contagios y los escenarios de diseminación del virus son los condicionantes básicos que están pesando en la escogencia de una fecha para los comicios.
Quizás, la flexibilización fue un proceso apresurado y lo cierto es que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha hecho varias alarmas sobre estrategias de reactivación de la actividad económica que no tomen en cuenta las curvas de contagio, o se basen en expectativas no bien calibradas sobre la evolución de la pandemia.
Por lo tanto, enfrentamos un escenario altamente complejo, porque Venezuela carece de las condiciones mínimas para apoyar a los agentes económicos en sus procesos de ajuste ante la eventualidad de cierres prolongados de actividad, o de actividad restringida en un plazo más largo. Lo cierto es que tenemos una economía en emergencia.
De manera que vuelve a ser importante la discusión entre el gobierno y el sector privado sobre una estrategia más efectiva para contener un posible escalamiento de la propagación del virus, puesto que las medidas adoptadas han resultado completamente ineficaces o al menos insuficiente.
Un solo ejemplo: en la más reciente encuesta de coyuntura de Conindustria se revela que solo 25% de las empresas del sector manufacturero accedió al subsidio de las nóminas. Básicamente, se trató de Pymes, pues el restante 75% dijo no tener la información suficiente, no aplicar o prefirió cubrir este costo con recursos propios.
Los efectos de la moratoria de alquileres y créditos bancarios también han sido prácticamente inexistentes; de hecho, la banca no ha registrado un aumento de la demanda de préstamos comerciales sustancial. Y no se podía esperar que esto ocurriera a partir de una medida puntual, cuando los costos del financiamiento indexado se han elevado y generan un alto nivel de incertidumbre, en el cálculo de su tasa real, para unas empresas que enfrentan un escenario recesivo continuado, al menos para el próximo semestre.
El esquema de reactivación intercalada con períodos semanales de cuarentena está demostrando que no funciona para la mayoría de las empresas. Los primeros estudios de impacto están revelando, por ejemplo, que para el sector Comercio y Servicios, la estrategia 7+7 derivó en un ejercicio negativo desde el punto de vista financiero, porque hubo un consumo reducido en más de 50% frente a los niveles previos al estado de alarma, y hubo que incurrir en costos de ajuste por los protocolos de seguridad que se debieron adoptar.
Áreas específicas, como la exhibición cinematográfica, encontraron que podía ser más eficiente no abrir las salas, puesto que ya venían perdiendo espectadores y si tenían que incurrir en costos de funcionamiento para albergar solo 30% del aforo por sala, los números no cuadrarían. En consecuencia, estas empresas se están reinventando con, por ejemplo, la apuesta de los autocines.
Lo cierto es que, honestamente, las empresas van a tener que repensar sus modelos de negocios y/o su forma de gestionarlos, a partir de una nueva realidad, aún más estresante, derivada de un trecho largo de tiempo que aún queda de convivencia con el Covid-19.
En el Informe Privado de Aristimuño Herrera & Asociados de esta semana se evalúa el experimento de flexibilización de la cuarentena y la insuficiencia de las medidas para apoyar a un sector privado extremadamente debilitado por la recesión y la hiperinflación.
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