El primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, anunció hoy que la mayor petrolera del país, Rosneft, será privatizada este año, en lo que estarían interesadas varias compañías extranjeras.
“Lo haremos (la privatización). Para empezar, este mismo año e incluiremos paquetes de acciones muy grandes. Como, por ejemplo, Rosneft y Bashneft”, dijo Medvédev al intervenir en el foro inversor Sochi-2016, citado por medios locales.
Seguidamente, el viceprimer ministro, Ígor Shuválov, adelantó que el Ejecutivo dará en breve la correspondiente orden de poner a la venta el 19,5 % de las acciones de Rosneft, considerado el consorcio estatal menos eficiente al nivel de gestión, según los expertos.
El presidente de la petrolera, Ígor Sechin, valoró ese paquete en unos 11.000 millones de dólares, estimación que el Ministerio de Economía consideró acertada.
Rosneft se convirtió en la principal petrolera estatal rusa tras beneficiarse de la caída en desgracia de Yukos, líder del sector que fue expropiado tras la condena de cárcel que recibió su fundador, Mijaíl Jodorkovski.
Al parecer, Sechin, estrecho colaborador del presidente ruso, Vladímir Putin, intentó resistirse a la privatización del consorcio, pero la dura realidad de la recesión y la urgente necesidad de ingresos le obligó a dar su brazo a torcer, según la prensa.
Precisamente Rosneft es el principal interesado en adquirir por 5.000 millones de dólares el 50,08 % de Bashneft, uno de los mayores fabricantes nacionales de productos petrolíferos, cuya privatización se retrasó a petición de las autoridades de la región de Bashkiria, donde tiene su sede.
“En Rosneft están interesados inversores extranjeros. En Bashneft, en su mayoría son rusos”, destacó Shuválov, quien subrayó que el objetivo de ambas operaciones es reducir el déficit presupuestario.
El Gobierno espera recaudar un billón de rublos (unos 15.000 millones de dólares) con estas dos privatizaciones, aunque la caída de los precios del petróleo ha provocado también un dramático descenso de la capitalización de los principales activos energéticos del país.
Putin reconoció a principios de año que la profunda recesión en la que se encuentra sumida la economía desde finales de 2014 obligaba al Gobierno a desviarse del capitalismo de Estado y a privatizar algunos de sus principales consorcios estatales.
Otros candidatos a la privatización son Vneshtorgbank, Helicópteros de Rusia, ALROSA -el mayor productor de diamantes del mundo-, Ferrocarriles de Rusia, que controla una de las mayores líneas férreas del planeta, y la aerolínea Aeroflot, que ganó enteros tras la quiebra de Transaero.
Esta semana Putin dijo que Rusia estaba saliendo lentamente de la recesión, aunque en los próximos dos años el crecimiento será muy bajo y, según los expertos, a la economía rusa le costará mucho recuperar el camino perdido desde la crisis de 2009.
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