En varias oportunidades, se confunden los términos gasto e inversión. Es común oir, cuando una persona se refiere a su vivienda como una inversión. De la misma forma, cuando se refiere a su automóvil de uso diario. En ese caso, se debe aclarar que una colocación de dinero difiere según la finalidad perseguida; por ejemplo, una colocación de dinero que genere rendimiento y cuya finalidad es venderla o liquidarla, es una inversión; en caso que dicha colocación presente características diferentes a lo planteado no califica como una inversión.
Cuando se adquiere un automóvil para uso personal, y por efecto de una alta inflación, dicho bien aumenta de precio en el periodo de tiempo entre las fechas de compra y venta de dicho bien, el propietario del automóvil solo ha mantenido el poder de compra del dinero a lo largo del tiempo; no se puede considerar una inversión, ya que por un lado, en ese periodo de tiempo se genero gastos de mantenimiento de ese activo, y por el otro lado, lo más importante, al venderlo el propietario solo tiene la opción de adquirir otro automóvil similar para su uso personal.
Ahora bien si se adquiere uno o varios vehículos solo para venderlos luego, y su finalidad no es el uso personal, se puede considerar como inversión. Lo mismo es aplicable a la vivienda y otros inmuebles. En el caso del inmueble que cumple la finalidad de ser vivienda principal, su propietario no venderá ese inmueble para hacer otro tipo de inversión, y quedarse sin vivienda.
Una inversión en un activo o bien, constituye una colocación de dinero que va a generar más dinero, y que su venta no implica un desequilibrio en la vida cotidiana del inversionista, ya que es un activo perteneciente a una cartera de inversión, no a los bienes de uso personal del propietario.
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