Nubes de gases lacrimógenos, lluvia de piedras, quema de barricadas y negocios saqueados: Venezuela cumple el lunes un mes de agitación en las calles con masivas protestas contra el presidente Nicolás Maduro, sin que se vislumbre una salida a la crisis.
Veintiocho personas murieron y cientos resultaron heridas desde el 1 de abril en violentos incidentes vinculados a las manifestaciones, de los que se acusan mutuamente el gobierno y la oposición.
“Tengo un mes de asistir a todas las protestas porque quiero que mi país se libere de esta ‘dictadura’. Quiero que Maduro se vaya. Queremos comida, medicinas, seguridad”, resumió a la AFP la peluquera Yoleida Viloria, de 42 años, quien vive en el popular barrio Petare, este de Caracas.
Las manifestaciones tienen lugar en una situación muy compleja. El país con las mayores reservas petroleras del mundo sufre una profunda crisis económica, con escasez de alimentos y medicinas, y una inflación, la más alta del mundo, que el FMI cifra en 720% para este año.
Maduro asegura que sus adversarios hacen “terrorismo” para propiciar un golpe de Estado y una intervención extranjera. La oposición acusa al gobierno de reprimir violentamente las manifestaciones.
En este cruce de señalamientos, la alta tensión en Venezuela ha complicado aún más las relaciones con varios países del continente y de Europa y organismos internacionales.
Acusando a la Organización de Estados Americanos (OEA) de aupar esa “intervención” y de “injerencia”, Venezuela inició el viernes el proceso de retiro del organismo y se alista para buscar apoyos el martes en una reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en El Salvador.
– “Un infinito sótano” –
Las protestas estallaron luego de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) se adjudicara a fines de marzo las funciones de la Asamblea Nacional, único de los poderes que controla la oposición. Aunque la corte echó atrás la decisión por la fuerte presión internacional, la chispa quedó encendida.
Para conmemorar el primer mes de movilizaciones, los opositores desafiarán al gobierno con una “gran marcha” este 1 de mayo, una fecha que siempre ha sido de masivas concentraciones chavistas.
“No vamos a enfriar la calle. El lunes debemos demostrar fuerza, que somos mayoría los que queremos expresarnos en las urnas, dejar claro al dictador que no va a poder con nosotros”, retó Freddy Guevara, vicepresidente del Parlamento.
La presión en la calle no afloja. Un grupo de estudiantes iniciarán la noche de este sábado una vigilia, con velas y flores, en una plaza de Chacao -considerado bastión de la oposición-, que concluirán en la madrugada del domingo.
“Elecciones ya”, es la consigna de las protestas. Pero los opositores exigen además respeto a la autonomía del Parlamento, la liberación de sus activistas presos y un canal humanitario que alivie la grave escasez que sufre el país.
Maduro, cuya gestión rechazan siete de cada diez venezolanos según encuestas, ha llamado al diálogo y dice desear elecciones, pero refiriéndose a los comicios de gobernadores que debieron realizarse en 2016 y descartando un adelanto de las presidenciales de diciembre de 2018.
“Aquí hay un infinito sótano. Sin elecciones lo que vendría es la desgracia que han vivido muchos países (…). El destino de este país si no se frena la marcha que lleva es la violencia y el caos”, aseguró a AFP el analista Carlos Raúl Hernández.
– “Todo está revuelto” –
Las continuas protestas, que trajeron a la memoria el recuerdo de las manifestaciones opositoras de inicios de 2014 que dejaron 43 muertos, han alterado la vida cotidiana.
Durante las marchas, el metro y otros medios de transporte no funcionan, muchos comercios y escuelas no abren y algunas instituciones y empresas trabajan a media marcha.
“Todo está revuelto. No envío a mi niño a la escuela por temor a las bombas lacrimógenas. Casi no he trabajado porque no he salido a comprar el hilo que uso para tejer y buscar comida se ha vuelto más difícil”, contó a la AFP Jaqueline Lalanne, de 46 años.
En medio de la crispación política, bandas armadas de encapuchados han sembrado el pánico entre pobladores de distintos barrios del país. Llegan a bordo de motos y a veces en camionetas, tras las manifestaciones, sobre todo en las noches y en las madrugadas.
“Esto es terror. Uno lo que hace es salir corriendo a resguardarse porque andan disparando a mansalva”, declaró a la AFP, bajo anonimato, un hombre de 34 años vecino de El Valle, donde hace una semana saquearon decenas de comercios y en una sola noche murieron 11 personas.
No hay nada que indique, por ahora, que la tensión va a bajar. La oposición promete seguir en la calle hasta lograr un calendario electoral; mientras Maduro pide a sus seguidores apoyo “para lo que viene”.
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