El Estado y gobierno francés ha sido “factor decisorio” histórico en el inicio, continuación o resolución de los diferentes conflictos internacionales acaecidos en la historia moderna. El papel de “potencia media” y apoyo a la hegemonía mundial de los Estados Unidos de Norteamérica no puede ser tomado a la ligera.
Se ha considerado intermediaria de las dos potencias anglosajonas mundiales es decir EEUU y Gran Bretaña aunque con la última desde la aparición del estado moderno en Europa mantuvo competencia por el control del escenario internacional hasta la Primera Guerra Mundial cuando parece apaciguarse a favor del dominio francés aproximándose más a los EEUU.
Es la primera potencia militar europea con más actividad en el escenario internacional incluso sobre Gran Bretaña y Alemania – que no tiene ejército propio – . Históricamente ha desarrollado la doctrina de “defensa europea” autónoma e independiente de la Organización del Tratado del Atlántico Norte -OTAN- sin dejar de pertenecer a está colocándola frente a Rusia actualmente potencia petrolera y producción de armamento considerable pero con grandes carencias tecnológicas totalmente rezagadas respecto a la sofisticación del francés lo cual no constituye una amenaza creíble a Occidente.
Rusia mantiene interés estratégico en el medio oriente particularmente en Siria pero no ha representado un desafío a Occidente; por otra parte propicia acuerdos económicos a través de la Unión Europea para sostenimiento del régimen personalista de Vladimir Puttin.
Considerando el contexto del conflicto-mundial calificado por “choque de civilizaciones” teorizado por Samuel Phillips Huntington referido al conflicto entre la civilización judeo-cristiana e islamismo; Francia ha sido decisiva para propiciar la intervención occidental al mando de los Estados Unidos en pleno siglo XXI en Libia y actualmente en Siria y factor disuasorio de primer orden y negociación con respecto al programa nuclear de Irán volviéndose a considerar nuevamente en la era Trump amenaza a la paz mundial.
Los gobiernos franceses de derecha – Nicolás Sarkozy o Emmanuel Macron – o Izquierda – François Mitterrand o François Hollande – han cumplido el papel de efectivo intermediario de los intereses Occidentales con respecto a los Estados Unidos. La coincidencia de criterios de política exterior entre los EEUU – Francia crea un “binomio perfecto” para cualquier acción de política exterior que abarca desde la mediación hasta la intervención armada inclusive con éxito.
Todos estos razonamientos vienen al caso en consideración al anuncio del presidente Emmanuel Macron, de mostrarse “favorable” a nuevas sanciones europeas contra el gobierno de Nicolás Maduro, al que acusó de una “deriva autoritaria”.
“Hemos tomados sanciones individuales contra los dirigentes venezolanos, que tienen un impacto limitado. Deseo que vayamos más allá, teniendo en cuenta las decisiones recientes y la deriva autoritaria” del gobierno venezolano, declaró Macron en una conferencia de prensa conjunta con su homólogo argentino, Mauricio Macri.
“A nivel europeo nos coordinaremos para aportar la respuesta adecuada” prometió Macron.
La coincidencia de la posición francesa y norteamericana de proseguir con las sanciones da a sugerir sin llegar a pronosticar la hipótesis de intervención extranjera en el suelo venezolano se está persiguiendo una paulatina política de aislamiento y cercamiento al gobierno de Nicolás Maduro independiente a la aceptación que asuman sectores opositores a la convocatoria de elecciones presidenciales en el primer cuatrimestre de este año.
Acontecimientos que parecen haber forzado esta coincidencia de intereses destaca:
1) El impacto que ha tenido en los medios occidentales europeos las medidas represivas tomadas por el gobierno de Maduro con respecto a las protestas opositoras en el año 2017 y del mes de enero del 2018, denominada “masacre de El Junquito” .
El influyente medio alemán Der Spiegel y Spiegel Online ha calificado al Presidente de la República por Venezuelas Machthaber Maduro (el dictador de Venezuela, Maduro) y Der Schlächter, (El carnicero) pudieran precipitar sanciones sobre funcionarios del gobierno venezolano inclusive económicas similares a los de EEUU acotando la influencia que tiene los medios de comunicación en Europa como hacedores de opinión pública e influencia sobre la política exterior
2) Migración venezolana a países vecinos paulatinamente en aumento tanto a países latinoamericanos y europeos en este caso a territorios ultramarinos como las Antillas neerlandesas inclusive se plantea en relación a la diáspora venezolana concentrada en ciertos puntos del territorio extranjero específicamente en Colombia otorgar carácter de refugiados conforme a los estatutos de la ONU.
3) crisis humanitaria y económica
4) Elección de la Asamblea Nacional Constituyente
5) Fracaso de las negociaciones de Santo Domingo.
6) Llamamiento a elecciones presidenciales no negociadas con la oposición que garantizan la reelección de Nicolás Maduro por considerarse no competitivas.
En principio el éxito del “cambio político” con apoyo de la presión internacional – factor exógeno- está condicionado que el factor interno o “nativo” se encuentre cohesionado y unificado para garantizarlo. Por lo general no ocurre así sino lo contrario: esta atomizado, disgregado, con falta de estrategias creíbles y decisivas desmotivando ejercer presión internacional en consideración que pudiese resultar en pérdida de recursos y tiempo. La “concentración” del poder político de manera hegemónica incluyendo el militar deprime a los sectores opositores y prácticamente los mantiene al margen del “juego político”.
Lo anterior tampoco resulta concluyente, las potencias tienen objetivos definidos y en si independientes de cualquier otras consideraciones en relación a factores “molestos”, “perturbadores” y “amenazantes” a sus intereses. Sus acciones resultan autónomas y de alguna forma contribuye circunstancialmente a cohesionar “fuerzas nativas” disgregas corriendo el riesgo que después de estas se vuelva a generar entropía o desordenes sistémicos inclusive resistencia en contra.
Las experiencias en Yugoslavia, Panamá, Irak, Afganistán y Libia han generando entropías en los tres últimos países intervenidos pero cumplido objetivos de política exterior como fue la derrota del régimen de Slobodan Milosevic, Manuel Antonio Noriega, el Taliban, Saddam Hussein y Moamar Gadafi respectivamente.
Acotamos que la mediana intervención de la OTAN en el conflicto libio neutralizando a la aviación de Gadafi y efectivo embargo de armas hizo que la disgregada resistencia libia manifestada en huestes desorganizadas pudiese derrocar al régimen de Trípoli.
En conclusión la convergencia entre EEUU y Francia puede ser preludio de mayor presión sobre la estabilidad del gobierno de Nicolás Maduro forzaría a los factores opositores internos actualmente disgregados a rediseñar estrategias en algunos casos subordinadas. Las sanciones norteamericanas generales han tenido su impacto económico en detrimento de la capacidad de financiamiento internacional de Venezuela aunque el gobierno sistemáticamente lo niega.
La sanción europea a siete altos funcionarios venezolanos de congelación de activos y prohibición de entrar en territorio comunitario asumida con exasperación por éstos ha convertido un problema personal en nacional originando la convocatoria a elecciones presidenciales como desafío en detrimento de las negociaciones en Santo Domingo siendo un punto sometido a discusión.
La reacción de los que considera el oficialismo “aliados ideológicos” como Rusia y China no se ha hecho sentir. Inclusive han sido indiferentes a los requerimientos de financiamiento del gobierno venezolano.
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