Estados Unidos produce gas natural en abundancia y se encamina a ser el tercer mayor exportador mundial en 2020, impulsado por la política del presidente Donald Trump.
Gracias a los avances en la producción de gas de esquisto, especialmente en el noreste, Estados Unidos es el mayor productor mundial de gas natural desde 2009. Sus extracciones en 2017 fueron de 2.000 millones de metros cúbicos por día.
Ahora, la mayor economía del planeta, está buscando nuevos mercados para el producto en el exterior.
“Este período 2018-2019 fue siempre considerado crucial para el tema del gas natural mundial”, dijo Breanne Dougherty, analista del banco Societe Generale.
Estados Unidos ya exporta a sus vecinos México y Canadá a través de gasoductos. Pero para llegar a mercados más distantes, precisa apostar al gas natural licuado (GNL) que puede ser enviado por mar.
Las exportaciones de GNL comenzaron a crecer en 2016 cuando por primera vez, Cheniere Energy despachó un buque tanque desde su terminal de gas en Sabine Pass; Luisiana. Antes de eso, esas exportaciones salían sólo de una terminal en Alaska que fue cerrada en 2015.
Los envíos de GNL se cuadruplicaron en un año y, por primera vez en 60 años, Estados Unidos se convirtió en exportador neto en 2017.
Más de la mitad de la producción se destina a México, Corea del Sur y China. Casi un tercio sale para Europa.
Los embarques deberán crecer dado que la firma Dominion Energy desarrolla desde marzo una terminal en el estado de Maryland y tiene otros cuatro proyectos para ser completados este año.
– Trump y el dominio de EEUU en energía –
Con esa estructura, las exportaciones estadounidenses deberán crecer a 272 millones de metros cúbicos por día.
En consecuencia Estados Unidos debería convertirse hacia 2020 en el tercer mayor exportador mundial de GNL detrás de Australia y Catar, según la agencia internacional estadounidense de energía (IEA).
Los exportadores de Estados Unidos esperan encontrar clientes voraces. La IEA estima que la demanda crezca 1,6% por año hasta 2040 contra un crecimiento de 0,5% anual estimado para el petróleo y de 0,2% para el carbón.
Trump está incentivando el esfuerzo exportador.
Además de abogar por el dominio de esta energía en Estados Unidos, Trump ha exaltado muchas veces las virtudes del gas natural de su país. Por ejemplo, al visitar Polonia el año pasado, dijo que los países europeos tienen interés en diversificar sus fuentes de abastecimiento.
Asia es también una meta muy especial. La IEA dijo que 80% del crecimiento de la demanda esperada hasta 2040 corresponderá a mercados emergentes como China e India a la cabeza.
Funcionarios europeos dicen sospechar que la decisión de Trump de retirar a Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán, que podría detener la producción gasífera de ese país, y sus recientes críticas al proyectado oleoducto Nord Stream 2 que uniría Rusia y Alemania, podrían también servirle para expandir sus exportaciones.
Dougherty cree exagerado pensar que esas son las principales motivaciones de Trump pero indicó: “No hay dudas que hay implicaciones relativas a la energía asociadas a esas decisiones geopolíticas”.
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