Tal como lo anticipamos en septiembre, finalmente el Banco Central de Venezuela oficializó la decisión de ajustar el valor de los créditos comerciales a la variación del tipo de cambio oficial, a través de la adopción de una nueva unidad de cuenta, denominada Unidad de Valor de Créditos Comerciales (UVCC), que engloba el capital y el interés devengado por el préstamo, expresado a través de un Índice de Inversión que será calculado con base en el movimiento del precio del dólar en el sistema bancario.
Aristimuño Herrera & Asociados produjo un análisis de esta decisión que usted, estimado suscriptor, recibió
En consecuencia, no queremos repetir ideas ya expresadas. No obstante, nos preocupa que, a partir de ahora, exista una incertidumbre absoluta sobre el valor de los créditos comerciales para los tomadores de fondo, un factor que vulnera la planificación del flujo de caja de los solicitantes de crédito. También consideramos inconveniente el riesgo implícito de un incremento de los costos financieros para las empresas, si se produce, como es factible, una aceleración de los precios en el mercado cambiario, con el consecuente riesgo de incremento de la morosidad para la banca.
Los líderes empresariales y las gerencias financieras enfrentarán un panorama aún más complejo en los próximos meses, porque las decisiones para frenar la liquidez –un objetivo logrado parcialmente- significan una grave contracción del crédito en un momento cuando, según las cifras del propio BCV, la economía se viene contrayendo sostenidamente des
Sin crédito, la capacidad para hacer negocios se deteriora y el riesgo aumenta radicalmente, de manera que aconsejamos una revisión integral de los planes de negocios para establecer prudentemente las necesidades de financiamiento y establecer las fuentes posibles, en el entendido que no se contará con el acompañamiento normal de la banca, a menos que las circunstancias regulatorias cambien.
Pero, también hay que preocuparse por la salud del sistema bancario que, y vale perfectamente el “lugar común”, funciona como el sistema circulatorio de las economías. Las cifras que revelan nuestros reportes mensuales, especialmente los correspondientes a septiembre, sobre la banca venezolana llaman a preocupación.
La cartera de créditos ha desacelerado su crecimiento y las captaciones del público registraron un aumento de apenas 3,3%. Destaca el hecho que la cartera de créditos está creciendo más rápido que las captaciones, con una fuerte incidencia en los costos financieros de la banca, como consecuencia de la multa por penalidad en el sobregiro del encaje, que hace insostenible para la banca operar en un negocio donde cada vez más los beneficios tienden a desacelerarse, a tal punto que algunas instituciones bancarias registran saldos en rojo.
Observamos igualmente que el patrimonio total cayó, por primera vez en el año, -13,9% y la rentabilidad patrimonial también registró signo negativo en un -8,24%. Parece que los indicadores claves del negocio bancario están pasando de la desaceleración a la contracción.
En el Informe Privado de Aristimuño Herrera & Asociados de esta semana se aborda la transformación forzada del negocio bancario, determinada por la estrategia contractiva del crédito y la creciente dolarización transaccional de la economía, que debe enfrentar la banca para sobrevivir.
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