De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, la creciente migración venezolana en América Latina crea riesgos y lastra el crecimiento de la región por el «derrame económico» que genera.
«En el corto plazo la inmigración en los países receptores va a hacer presiones en la cuestión fiscal y en el mediano plazo una reforma en el mercado laboral puede ayudar a un crecimiento de estas economías», sostiene Jaime Roldós, director asistente del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI.
La crisis económica y social de Venezuela «continúa afectando el crecimiento regional», pues según el informe de Roldós la expansión real del PIB de América Latina y el Caribe sería de 0,9% este año si se excluye a la economía venezolana en histórica contracción.
De igual forma, el crecimiento pasaría del 1,8 al 2,1% en 2020, pues el éxodo de venezolanos «ejerce presión» en los suministros de servicios públicos y en el mercado laboral de los países que reciben a los más de cuatro millones de personas que han dejado Venezuela, según cifras de organismos internacionales.
Según el funcionario del organismo multilateral, el incremento del gasto fiscal en Colombia, el país que ha acogido el mayor número de migrantes venezolanos, puede llegar a ser de 0,8% del PIB, mientras que en Chile es del 0,2%.
– Incertidumbre –
La economía de América Latina y el Caribe se ha cubierto con un manto de incertidumbre que la llevará a un leve crecimiento del 0,2% este año, según un informe divulgado en Bogotá por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que hace un llamado para que el consumo se convierta en el motor de la región.
Según esa organización, los bajos precios de las materias primas, los capitales volátiles y la desaceleración de la economía mundial impactan negativamente los mercados de la región, que siente además los estragos de la crisis de Venezuela.
«Vemos que el entorno internacional se ha ido deteriorando de manera importante para la región, como ha caído el crecimiento de las exportaciones a escala internacional, el mundo ha entrado en un proceso de estancamiento después de tasas elevadas», afirmó el director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner.
Werner, que participó en la presentación del informe «Perspectivas Económicas-Las Américas: Frustradas por la incertidumbre», señaló que el crecimiento económico de los principales socios de la región «ha bajado» y advirtió que no prevén que crezca en el corto y mediano plazo.
En el documento, el FMI señala que el crecimiento de la economía de América Latina y el Caribe pasará del 1% alcanzado en 2018, a un 0,2% este año.
– El consumo como motor –
A raíz del fin del «superciclo de precios» de las materias primas, protagonistas hasta ahora del crecimiento regional, el FMI prevé que el repunte económico para el próximo año esté basado en el consumo y la inversión de los privados.
Para el cierre de este año, los expertos pronostican que se disipará la incertidumbre por las políticas económicas de algunas «economías grandes» de la zona lo cual reactivaría el consumo para 2020.
Entre estas circunstancias se encuentran Brasil y México, donde reformas pensionales y políticas fiscales pueden estimular la economía, logrando que la confianza empresarial llegue a un 4% y 2,5%, respectivamente.
– Los que crecen –
Bolivia, que ha entrado en una crisis política a raíz de los polémicos resultados electorales, según los cuales Evo Morales fue reelecto otra vez, es uno de los países que mejor ha resistido el descenso económico de la región gracias a una política fiscal «expansiva», salarios sólidos y un aumento del crédito, con lo que se prevé logre un crecimiento real del PIB de 3,9% este año.
De igual forma, Colombia tomó una bocanada de aire en el segundo trimestre a raíz de una «solidez en el consumo privado» y el «repunte» del gasto público, llegando a un crecimiento aproximado del 3,5% para este y el próximo año.
En esta misma línea se encuentra Chile, también sacudido por turbulencias políticas y sociales, pero el FMI estima que, para el cierre del año, su economía será impulsada por sus políticas monetarias y fiscales, lo que llevará al país austral a un crecimiento real del PIB de 2,5%, mientras que en 2020 podría expandirse en 3%.
Werner aclaró que estas proyecciones se hicieron antes de la ola de protestas que sacudió a Chile este mes y habrá que ver cómo esas manifestaciones afectan el rendimiento de la economía.
– Desaceleran –
A diferencia de Chile, la economía de Argentina se ve arrastrada por una inflación que se espera llegue hasta el 57% al cierre de este año, en el que se registrará además una caída real del PIB del 3,1%.
Brasil, el gigante suramericano que hace unos años impulsó a la región, tendrá un tímido crecimiento de 0,9% este año por una «débil demanda agregada» y baja productividad, factores que se suman a una deuda pública que ha llegado casi al 90% del PIB.
Para México se ha proyectado un crecimiento del 0,4% para este año, pues la incertidumbre creadas por la política económica, «el debilitamiento» de la actividad manufacturera y una «ejecución deficiente» del presupuesto ha llevado a una baja inversión y poco consumo privado.
«En Brasil el impacto positivo que anticipábamos por reformas estructurales fundamentales no se ha dado (…) y en México está muy conectado con Estados Unidos, a través del sector manufacturero, justo el sector que tampoco crece en ese país», concluyó Werner.
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