Rusia apuesta por una estabilización política del gobierno de Nicolás Maduro, sin Juan Guaidó como molesta contraparte, para proceder a enviar más asesores y ayuda a Venezuela, con el fin esencial de rescatar su sector petrolero para erradicar las «distorsiones administrativas» que se permitieron durante la «nacionalización».
El viceministro de Finanzas ruso, Sergey Storchak, dijo, en una entrevista con Bloomberg, que el régimen de Vladimir Putin espera incidir en una reforma monetaria que brinde «solvencia» a la moneda nacional, la estrategia para la banca nacional y las políticas sociales.
De acuerdo con Storchack el modelo de seguridad social en Venezuela, aparte de obsoleto, en lugar de generar igualdad, crea una mayor estratificación social, por lo que tiene un carácter regresivo.
El funcionario sugiere que la investidura de Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, como mandatario interino, un cargo que le es reconocido por 58 países, entre los cuales destaca Estados Unidos, Brasil, Colombia, otros importantes de América Latina y los más relevantes de la Unión Europea, es el mayor problema y factor de riesgo para volver a invertir en Venezuela, donde ya tiene una presencia altamente relevante en el sector petrolero, a través de Rosneft.
Sin embargo, la nota de Bloomberg deja ver que la administración Putin considera que no tiene la suficiente influencia sobre el gobierno de Maduro, ya que Storchak, quien dirige un equipo técnico focalizado en Venezuela, dice que el chavismo ha venido oyendo a asesores turcos y chinos, por lo que Rusia está trabajando «por sí misma» para apoyar a su aliado estratégico que, además, tiene una deuda refinanciada de más de 3.000 millones de dólares con Moscú.
Según Bloomberg, «los esfuerzos rusos para ayudar a aliviar la crisis no habían tenido éxito hasta la fecha, porque funcionarios en Caracas eran reacios a implementar cambios sin el apoyo de la legislatura encabezada por Guaidó».
– El primer hito –
Este 5 de enero se producirá la sesión de instalación del último período la legislatura electa en 2015 y se espera que Juan Guaidó logre conservar la presidencia del parlamento, aunque existen dudas sobre si tendrá un consenso amplio. Los votos para una mayoría simple existen, pero si surge una controversia dentro de la oposición, el liderazgo de mandatario interino puede quedar afectado.
Según la más reciente encuesta de DatinCorp, Guaidó obtendría 40% de los votos en una eventual elección presidencial, mientras que Maduro se quedaría con 21%; siu embargo, la agencia estadounidense apunta que en Estados Unidos y otros gobiernos aliados hay preocupación por el liderazgo del jefe parlamentario.
El mismo sondeo señala que en unos comicios parlamentarios competitivos, la oposición debería retener la mayoría con 39% de la votación general contra 17% del oficialismo; sin embargo, aunque está meridianamente claro que el gobierno chavista va a convocar esos comicios, no está claro qué tan competitivos serán.
El escenario más probable para este 5 de enero es que Guaidó se mantenga como presidente del Parlamento, básicamente como una respuesta realista a la presión internacional, aunque fuentes políticas de dos de los mayores partidos de la coalición que domina la AN electa en 2015, reconocen que su liderazgo se ha debilitado.
En ese supuesto, se espera que se desate la ofensiva política del chavismo con una convocatoria adelantada de las parlamentarias, con cambios cosméticos en el CNE y algunas condiciones, pero sin generar la competitividad necesaria como para que la oposición se organice y convoque a sus bases a participar masivamente.
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