La dolarización de facto que se ha dado en el país es un proceso que se mantendrá y se profundizará en la economía a lo largo de 2020, incentivado por el propio Estado venezolano, el cual ha utilizado la dolarización en marcha como un mecanismo que le permitido generar una sensación de “prosperidad relativa” en ciertos sectores de la economía.
Sin embargo, Torino Economics, la unidad de investigación de la consultora financiera Torino Capital, sostiene que el gobierno no buscará la implementación de una dolarización oficial.
Más allá de las limitaciones de las sanciones comerciales impuestas a escala internacional, la administración de Nicolás Maduro no posee mayores incentivos para implementar un proceso de dolarización, si se toma en consideración que alrededor de 20% de la población está ocupada por el sector público, un sector que percibe sueldos anclados al salario mínimo que ronda los USD 6 al mes.
Por su parte, el menguado sector privado, a pesar de ofrecer mejores condiciones salariales que el sector público, tampoco está en las condiciones de asumir estructuras de costo internacionales.
Adicionalmente, en las particularidades del caso venezolano, una dolarización tampoco incentivará la entrada masiva de inversión extranjera por los altos riesgos asociados a la falta de seguridad jurídica que prevalece en el país desde hace varios años.
Para implementar un proceso exitoso de dolarización la administración debe estar consciente de que el país necesitará atravesar un largo camino, que comprende el cumplimiento de los siguientes requisitos fundamentales:
– Venezuela debería contar con un nivel de reservas internacionales en dólares lo suficientemente amplio que posibilite el intercambio de la moneda doméstica por la divisa de anclaje, así como para apuntalar la convertibilidad de cualquier mecanismo de deuda interna emitido por el gobierno. Si este no fuera el caso, sería necesario acudir al financiamiento externo.
– La moneda local no debe estar sobrevaluada ni sobrevalorada.
Normalmente en las economías donde impera un tipo de cambio significativamente devaluado, los salarios también suelen estar deprimidos, ubicándose en niveles inferiores a los de sus pares
comerciales. Por este motivo, estas economías deben procurar, primero, impulsar una recuperación de su aparato productivo interno, de forma que puedan paulatinamente ir asimilando los sueldos de los mercados internacionales.
– Estar preparados para mantener una gestión equilibrada de las finanzas públicas, ya que al no tener una política monetaria que genere deuda interna, el gobierno solo podría mantener un déficit fiscal mediante la adquisición directa de deuda a través de entidades financieras, ya sean nacionales o locales.
– Fortalecimiento del sistema financiero nacional y sus mecanismos oficiales de supervisión.
Como todo proceso no planificado, la dolarización de facto ha traído consigo la ampliación de las brechas salariales entre el sector público y privado.
Con un sueldo mínimo en torno a los USD 6 mensuales, alrededor del 20% de la población que trabaja en la administración pública percibe ingresos anclados a este patrón. Sin contar los pensionados o jubilados, que reciben un poco menos de USD 4 al mes.
Por su parte, las empresas privadas que han logrado mantenerse en el país han buscado otorgar compensaciones o complementos en dólares, con el fin de mantener su staff. Igualmente, los márgenes de diferencias en los sueldos del sector privado son bastante amplios, pudiendo encontrarse compensaciones o bonos que van desde los USD 20 a los USD 1.000 al mes, dependiendo del cargo y del tipo de empresa.
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