Pese a que el petróleo está atravesando una semana complicada para los alcistas, con un descenso de más del 5% desde el domingo, septiembre llega con la promesa de ser el primer mes en más de dos años en el que el crudo vuelva a contribuir a generar inflación a la economía mundial.
Es cierto que pueden ocurrir muchas cosas y que el mercado de recursos básicos es especialmente volátil, pero un petróleo en el entorno de los 50 dólares será suficiente para apoyar la subida de precios en la región: en septiembre de 2015 el barril Brent, de referencia en Europa, cotizó a una media de 48.54 dólares. Ayer se situaba en los 47 dólares -después de perder un 3% en la jornada, debido a un incremento mayor de lo esperado en los inventarios de Estados Unidos-, pero los expertos encuestados por Bloomberg consideran que cotizará a una media que roza los 50 dólares durante los últimos meses del año, suficiente para que ya no sea un lastre en el índice de precios.
Precisamente, ayer se publicó el último dato de inflación en el Viejo Continente, que mostró cómo los precios avanzaron el 0.2% durante el pasado mes de agosto, el mismo ritmo que en julio, pero una décima por debajo de las estimaciones de los analistas.
La situación es más estable
El avance de los precios es una de las principales preocupaciones del mercado durante los últimos años. Está directamente ligado al crecimiento y las dificultades que está mostrando para repuntar han hecho saltar algunas alarmas, especialmente entre banqueros centrales. Por ello, el hecho de que el crudo ya no sea un peso muerto que tira de ella es importante y apoya una mayor normalización del mercado, que ya se estaba viendo durante los últimos meses: China ya no asusta a las bolsas como lo hacía hace un año, al anunciar sus primeras devaluaciones, mientras Trump parece que se dirige al fracaso -las encuestas dan una clara victoria a Clinton en este momento- y el Brexit de momento no ha castigado a la economía.
La importancia de la deflación
Eso sí, la debilidad que está mostrando el avance de los precios durante los últimos años es el principal motivo de preocupación del Banco Central Europeo, encargado de que éstos se mantengan estables, ahora con el objetivo marcado en el 2%. En sus últimas comparecencias, Draghi ha recalcado que los precios empezarán a repuntar durante los últimos meses del año, para seguir incrementando su crecimiento el próximo año. De momento, las previsiones del economista italiano se están cumpliendo, ya que desde mayo no se ve una contracción de los precios en la región.
El miedo a la deflación en Europa, una situación similar a la que ha vivido Japón durante años, ha sido el catalizador que ha llevado al regulador a implementar el programa de compras de activos, y bajar los tipos de interés. Sin embargo, ahora son varios los expertos que destacan que, si bien es importante que la inflación repunte, el peso del petróleo en esta situación es algo secundario. Juan Fernando Robles, profesor de banca y finanzas, explica que “cuando los precios bajan por un factor como la energía, no es tan pernicioso como cuando bajan por que no haya consumo. De hecho, a pesar de que los precios han estado rozando la deflación, el consumo está creciendo, al menos en España”. El experto destaca que, al ser Europa un importador neto de crudo, una subida no es algo para alegrarse.
Fuentes del mercado añaden sobre esto que la inflación que genera la energía no ayuda para nada, ya que, igual que puede contribuir a las subidas, puede darse la vuelta y ser un lastre. Destacan que los factores estructurales que están presionándola a la baja son otros, como una mayor competencia de precios por los avances tecnológicos, además de un patrón de consumo que hace que se miren mucho más los precios, especialmente después de la crisis.
El principal impacto positivo que genera la inflación tiene que ver con el elevado endeudamiento que mantienen las empresas del Viejo Continente en este momento, el mayor problema de la economía europea, según destacan fuentes del mercado. Si la inflación crece, reduce el peso de la deuda, algo muy positivo, pero que, según explican, esta debería subir a un ritmo cercano al 5% para diluir la deuda considerablemente, un ritmo que en este momento parece una utopía.
Fuente: http://ift.tt/2bM6eho
No hay comentarios:
Publicar un comentario