Seis muertos deja la violencia que estalló entre sábado y domingo en Venezuela en el marco de la votación de una polémica Asamblea Constituyente, convocada por el presidente Nicolás Maduro y que según la oposición, pone en jaque la democracia del país.
Aunque la Fiscalía no los vinculó aún con móviles políticos, un candidato a asambleísta de 39 años murió la noche del sábado en Ciudad Bolívar (sureste), en tanto que un activista opositor, de 30 años, falleció de un disparo esta madrugada en la costera Cumaná.
En el occidental estado Mérida murieron tres hombres en manifestaciones, uno la noche del sábado y los otros dos este domingo. Otro más falleció en la ciudad de Barquisimeto, según la Fiscalía que contabiliza cerca de 120 muertos en cuatro meses de protestas contra Maduro.
Con vehículos blindados y lanzando bombas lacrimógenas, militares irrumpieron violentamente en Caracas, en Maracaibo (oeste) y en Puerto Ordaz (sureste) contra manifestantes que bloquearon calles con barricadas.
“No sé qué odio nos tienen, venezolanos contra venezolanos… ¡Esto es una guerra!”, añadió sin poder contener las lágrimas, Conchita Ramírez, en Caracas, luego de que militares “invadieron” edificios en la búsqueda de “guarimberos”, un término achacado a quienes manifiestan bloqueando vías, en el barrio El Paraíso y su vecino Montalbán (oeste) de Caracas.
Custodiados por militares, los centros electorales abrieron a las 06H00 (10H00 GMT) para elegir a 545 asambleístas de un suprapoder que regirá al país por tiempo indefinido.
“Estamos seguros que muchos de esos actos violentos, hemos contabilizado más de 100 máquinas que han destruido, gente disociada, desesperada, violenta, es alentada por factores políticos”, aseguró el ministro de Defensa, general Vladimir Padrino López, al llamar a votar.
La presidente del poder electoral, Tibisay Lucena, aseguró que “solo hubo focos de problemas en dos estados del país” y en algunas zonas de Caracas, pero que eso no impedía que la gente votara.
La Mesa de la Unidad democrática (MUD), que llamó a protestar aunque el gobierno amenazó con apresar a quienes afecten la votación, se marginó de la Constituyente alegando que no fue convocada en un referendo previo y que su sistema comicial fue diseñado para que el gobierno la controle y redacte una Carta Magna que instaure una dictadura comunista.
“¿Votar por la paz en la guerra?”
El mandatario sacó adelante su proyecto de modificar la Carta Magna pese a las marchas, huelgas y bloqueos de la oposición, y la presión de Estados Unidos, y gobiernos de Latinoamérica y Europa.
Vestido con camisa roja, Maduro fue el primero en depositar lo que llamó un “voto por la paz” en un colegio de Caracas, adonde acudió con su esposa Cilia Flores.
“Ha querido el emperador Donald Trump prohibirle al pueblo ejercer el derecho al voto (…) y yo dije: llueva, truene o relampaguee habrá elecciones”, afirmó Maduro, quien curiosamente tuvo un inconveniente en el momento de votar con su carnet para programas sociales, que no fue reconocido por el lector de verificación.
El gobierno de Trump sancionó a 13 funcionarios y militares cercanos a Maduro, entre ellos a Lucena, acusados de quebrar la democracia, violación de derechos humanos o corrupción.
Colombia, Panamá y Perú anunciaron que desconocerán la Constituyente, y Washington amenazó con más sanciones. “La dictadura se está autoaislando”, aseguró el diputado opositor Freddy Guevara.
Maduro acusa a la oposición de intentar un golpe de Estado con apoyo de Washington y “gobierno lacayos”
Dirigentes del gobierno amenazaron que una vez instalada la Constituyente, el 2 de agosto, enviará a varios a prisión y podrá desmantelar al Parlamento de mayoría opositora y ocuparse de la fiscal general Luisa Ortega, cchavista que denunció un quiebre de la democracia.
Sin embargo, la excanciller Delcy Rodríguez aseveró a la AFP que la Constituyente “no es para aniquilar al adversario, es para el reconocimiento, la convivencia y el diálogo”.
“Fraude constituyente”
Maduro y su Constituyente cuentan con apoyo de los poderes judicial, electoral y militar. Pero asfixiados por la escasez de alimentos y medicinas, y una brutal inflación, más de un 80% de venezolanos rechaza su gestión y un 72% su proyecto, según la encuestadora Datanálisis.
“El gobierno pretende vender el fraude constituyente como una solución a los problemas, que ellos han agravado”, aseguró el líder Henrique Capriles.
Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, señaló que la Constituyente “no fue convocada para resolver los problemas del país sino el de una revolución: No puede ganar elecciones”.
Según el analista Benigno Alarcón, el gobierno busca evitar una alta abstención que reste legitimidad a la Constituyente, tras los 7,6 millones de votos que la MUD asegura logró en su plebiscito simbólico de hace dos semanas contra esa iniciativa.
Debido al método de elección, que combina sufragio por territorios y sectores sociales, 62% de los 19,8 millones de electores podrán votar dos veces.
Todo ello dificulta el cálculo de participación, según el experto electoral Eugenio Martínez. Hasta el momento no se sabe si lo que anunciará el CNE al final de la jornada serán votos o votantes.
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