El Novo Banco, entidad creada tras la quiebra del Banco Espírito Santo (BES), registró unas pérdidas de 290,3 millones de euros en el primer semestre, un 19,9 % menos que los números rojos que obtuvo en el mismo periodo de 2016.
En un comunicado divulgado hoy, el banco explicó que los resultados reflejan el todavía elevado nivel de provisiones de la entidad, que se situaron en 413,1 millones, aunque registraron una caída del 28,4 % respecto a un año atrás.
Estas provisiones fueron dedicadas a cubrir créditos, títulos, la reestructuración de la entidad y operaciones en discontinuación.
El producto bancario -equivalente a los ingresos de la entidad- se situó en 436,6 millones de euros, un 2,2 % menos, pero la reducción de los costes operativos fue más expresiva, del 12,8 % hasta quedar en 265,2 millones.
Gracias a ello, el resultado operativo alcanzó los 171,5 millones de euros, un 20,5 % por encima del valor de los seis primeros meses de 2016, lo que no evitó que el resultado antes de impuestos fuese negativo en 241,6 millones, frente a los 434,4 millones de un año antes.
El banco cerró el semestre con 25.381 millones de euros en depósitos, 200 millones menos que al cierre de 2016, y el crédito en riesgo ya supone el 25,9 % del crédito total concedido.
En términos de solvencia, el Novo Banco presenta un ratio Common Equity Tier I del 10,8 %, 1,2 puntos porcentuales por debajo del que tenía en diciembre del año pasado.
En estos seis meses, la plantilla del grupo se ha reducido en 390 trabajadores y se sitúa ahora en cerca de 5.700 empleados, repartidos en 475 sucursales (se cerraron 62 oficinas).
El Novo Banco nació en agosto de 2014 tras la quiebra del BES y fue recapitalizado con 4.900 millones de euros.
El Gobierno portugués anunció el pasado 31 de marzo un acuerdo para vender el 75 % del banco al fondo estadounidense Lone Star, que se compromete a inyectar 1.000 millones de euros en el capital de la entidad.
La operación está pendiente de una recompra de obligaciones sénior que finalizará el 2 de octubre y con la que la entidad busca reforzar su capital en 500 millones de euros.
El Estado luso mantendrá el 25 % restante a través del Fondo de Resolución, un organismo público financiado con aportaciones de los bancos portugueses que podría ser llamado a reforzar el capital del Novo Banco en el futuro.
El Fondo de Resolución gestionará los activos no estratégicos del banco -aglutinados en el denominado “side bank”-, que a finales de 2016 estaban valorados en 8.737 millones de euros.
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