El precio de los bonos venezolanos culminó el año 2017 con una caída promedio de 50%, gracias al desplome ocurrido a partir de noviembre, tras el anuncio del gobierno de una reestructuración de deuda que no muestra ningún avance y el retraso en los pagos de cupones.
Este es el peor desempeño de los papeles de deuda tanto de Pdvsa como de la República en los últimos 10 años y ocurre en medio de una grave crisis económica en la que el gobierno del presidente Nicolás Maduro ha visto mermados los ingresos en divisas por la caída del precio del crudo y de la producción.
El bono que más cayó fue el soberano 2022 que perdió 64,2% de su valor. El único que sobrevivió a la onda negativa fue el bono Pdvsa 2020 que subió en el año 10,4%. Este papel, a diferencia de todos los demás tiene como garantía en caso de impago la mitad de las acciones de Citgo, la subsidiaria de Pdvsa en Estados Unidos, por lo que los inversionistas ven más fácil recuperar su dinero si la estatal venezolana se declara en default.
La valoración de los papeles venezolanos también se vio influida por las calificaciones de las agencias S&P y Fitch, que llevaron a varios de ellos a nivel de default, luego de que se presentaran retrasos en la cancelación de sus cupones.
La República y Pdvsa cumplieron con el pago de capital de sus papeles Elecar y Pdvsa 2020 y 2017, pero presentan retrasos en el pago de cupones, que el gobierno atribuye a un “bloqueo financiero” generado por las sanciones estadounidenses que han provocado que varios bancos cierren cuentas o impidan ciertas transacciones por riesgo reputacional.
El año 2017 fue muy movido para los bonos al punto de concentrar la atención del mercado por varios días. En primer lugar la compra por parte de Goldman Sachs de $2.800 millones en bonos por un monto de $865 millones, cuando en Venezuela se desarrollaban intensas protestas antigubernamentales, produjo una ola de críticas contra la empresa y los papeles llegaron a denominarse “los bonos del hambre”.
Luego vinieron las sanciones estadounidenses que prohíben la emisión de nuevos bonos (por ende la reestructuración o refinanciamiento) tanto a Pdvsa como a la República. Esta ha sido la principal traba para la intención del gobierno de hacer cambios a su perfil de deuda que le permita tener dinero fresco este año.
Finalmente el anuncio sorpresivo de una reestructuración sin la presentación de un plan terminó de desplomar el precio de los bonos. El tercer trimestre era el más fuerte en términos de vencimientos y el gobierno buscaba la forma de liberar fondos, pero la reunión con los acreedores resultó solo informativa y no hay información de avances.
Los retrasos en los pagos de cupones provocaron que la asociación Isda declarara que Pdvsa y la República incurrieron en un evento crediticio y se sometió a subasta sus bonos para el cobro de los respectivos seguros (CDS) que totalizó un monto de más de $1.500 millones.
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