La contracción de la economía en 2019 será de 33,8% en 2019, de manera que, desde 2014, la producción interna de bienes y servicios podría registrar una caída acumulada de 70%, la cual no podrá ser compensada por importaciones privadas ni remesas, ya que estas últimas no pasarán de 2.000 millones de dólares, al cierre del año.
Estas estimaciones aparecen en el Informe de Perspectivas del II Trimestre, elaborado por la consultora Aristimuño Herrera & Asociados.
«Los sectores más afectados en este año 2019 serán la Banca y seguros (-29,2%), Transporte (-40.1), Manufactura (-39,7%), el comercio con (-38,1%), servicios del Gobierno (-42,4%) y el PIB Petrolero (-28,7). Por su parte, la caída del consumo la ubicamos en -29.5% en 2019″.
El reporte señala que las posibilidades de moderar una disminución tan aguda del consumo mediante compras externas, tanto públicas como privadas, está severamente limitada por las extremas dificultades financieras que vivirá el país, debido a la propia dinámica recesiva de la crisis y a las sanciones internacionales que afectan al gobierno de Nicolás Maduro.
Más allá de sus inconsistencias evidentes, las propias cifras del Banco Central de Venezuela expresan la magnitud de una crisis que, de acuerdo con el análisis de la consultora, no parece tener visos de solución, al menos en el corto plazo.
«La contracción entre el tercer trimestre 2014 y el tercer trimestre del 2018 fue de -49.8% (nuestra estimación fue de -52,4% en el mismo periodo), sin embargo, el sector que absorbió la mayoría de esta brutal contracción fue el privado, con un retroceso de -63.3%, mientras el sector publico cayó -25%. Venezuela figura en la lista de los diez países que han sufrido la mayor caída del PIB en períodos de cinco años en el lapso 1960-2018, acompañado por Liberia, Georgia, Tayikistán, Azerbaiyán, Libia, Ruanda, Ucrania, Kirguistán y Armenia», señala el informe de Aristimuño Herrera & Asociados.
Esta situación del sector privado es especialmente crítica, porque el funcionamiento del sector productivo público está en el orden de entre 10% y 15% de capacidad promedio, con crisis especialmente agudas en el denominado sector básico -hierro, bauxita, minerales, petroquímico-, donde la producción es prácticamente nula, según diversas fuentes, como la ONG Transparencia Venezuela, que ha hecho un amplio seguimiento al desempeño del conglomerado de empresas estatales.
– Otra economía –
De acuerdo con el análisis de la consultora financiera y económica, la progresiva reducción del aparato productivo y la franca depresión económica de los últimos seis años no solo han reducido a la economía venezolana, en términos de PIB real, a los mismos valores de 1999, sino que han modificado su estructura, haciendo que los servicios cobren un mayor peso en la actualidad.
«Al calcular el peso por sectores dentro de la economía, el petrolero representó en el año 2000 el 18,9% del aporte al PIB, mientras que en 2018 se ubica en 11,9%. La manufactura, pesaba 16.8% en la economía para el año 2000, ubicándose en 2018 en apenas 8.5%. Venezuela se fue convirtiendo progresivamente de una economía manufacturera en una economía de servicios, ya que, en el año 2000, el total de sectores asociados a servicios pesaba 29.9% sobre el PIB, mientras que en 2018 este número escaló hasta 55.2% del total PIB«.
En cuanto al consumo, las contracciones tanto del sector público como del privado han sido abismales, especialmente en el segundo que, entre 2014 y 2018, evidenció una disminución de 58%, mientras que la demanda del sector público bajó 44%, lo que en buena medida explica la crisis de las denominadas misiones sociales, entre otras deficiencias de prestaciones y servicios públicos.
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