El salario mínimo, que fija el Gobierno y se mantiene en 40.000 bolívares, se ubica en 1,95 dólares mensuales, lo que condena a unos 3 millones de empleados públicos y 5 millones de pensionados y jubilados -que devengan ese monto- a la miseria, según el umbral de Naciones Unidas que ubica en pobreza extrema a quien perciba menos de 1,25 dólares por día.
El bolívar se depreció 52,07% en los últimos 30 días al ubicarse este jueves 29 de agosto en 20.511,05 bolívares por cada dólar, muy por encima de la tasa de 9.830,94 que costaba la divisa el pasado 29 de julio en la cotización oficial del Banco Central (BCV). El dato indica también el aumento de la tasa oficial en 108,64%.
Se reconfirma la cada vez mayor pérdida de poder adquisitivo del bolívar que, según establece la Constitución, es la única moneda de curso legal en Venezuela.
En medio de la crisis, los pequeños comerciantes, los prestadores de servicios y los titulares de cuentas de ahorro han optado por efectuar sus cobros en dólares.
El precio del dólar aumentó su valor en Venezuela unas 6.381.800 veces en 2018, al pasar desde los 10 bolívares por unidad en que se cotizaba en el mercado oficial en enero a los 638,18 -o 63.818.000 antes de la reconversión monetaria que suprimió 5 ceros al signo local- en que se ubicó a finales de ese año.
En el país rige un control de cambio desde 2003, pero el Gobierno de Nicolás Maduro ha permitido su flexibilización en un intento de captar divisas para el erario público, mermado por la caída de la producción de la industria petrolera, la principal fuente de ingresos del Estado.
En paralelo a la crisis económica, Venezuela atraviesa por tensión política desde que en enero pasado Maduro juró un nuevo mandato de 6 años que no reconocen la oposición y parte de la comunidad internacional.
En respuesta, el jefe del Parlamento, Juan Guaidó, proclamó un Gobierno interino que cuenta con el respaldo de más de 50 países, con Estados Unidos a la cabeza.
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