El pasado 26 de agosto, el Banco Central de Venezuela registró el ingreso de 700 millones de dólares a las reservas internacionales, las cuales saltaron de 8.138 millones a 8.838 millones de dólares, un aumento de 8,6%, el mayor incremento desde abril del año pasado, según Bloomberg.
La razón de este sorpresivo aumento, según la agencia estadounidense, es que Pdvsa recibió pagos atrasados por ventas de petróleo hechas, fundamentalmente, a China. De hecho, más de 80% del dinero recibido por el emisor llegó en yuanes.
Al parecer, el gobierno comunista asiático encontró una vía para burlar las sanciones estadounidenses e inyectar algo de oxígeno financiero, no el suficiente, a su aliado venezolano. Hasta ahora, las reservas internacionales se mantenían al borde de los 8.000 millones de dólares, gracias a las ventas puntuales de oro qye viene haciendo la administración de Nicolás Maduro.
Sin embargo, ese mecanismo tiene nuevos problemas ante la decisión del principal banco de Turquía -país donde se refina el mineral precioso sacado sin control del Arco Minero- de no operar con el Banco Central de Venezuela, por temor a las implicaciones de las sanciones del gobierno de Estados Unidos, aprobadas el pasado 5 de agosto.
China y Rusia representan los salvavidas financieros más probables para que el gobierno de Nicolás Maduro consiga moneda dura, y no bolívares emitidos sin respaldo. La situación financiera para la administración chavista se hace desesperada, a tal punto que decidió emitir deuda hasta por 36 billones de bolívares -1.955,4 millones de dólares al tipo de cambio oficial del 28 de agosto- contra el encaje legal de la banca represado en el BCV.
Una nota de Argus Media precisa que el gobierno de Venezuela ha hecho el «sacrificio» de reducir la deuda pendiente con la petrolera rusa Rosneft en 1.200 millones de dólares, para dejar los pasivos con la empresa en 1.100 millones, excluyendo los intereses.
La idea del gobierno venezolano es comprometer al gobierno de Vladimir Putin con nuevos aportes financieros que, por ahora, parece que no llegarán, a pesar de los esfuerzos de diversas delegaciones de la administración chavista que suelen visitar Moscú. La más reciente fue encabezada por la vicepresidenta Delcy Rodríguez, quien consiguió las consabidas declaraciones de respaldo político, pero ni un dólar nuevo.
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