La fuente anónima de los «Football Leaks» se hacía llamar «John». Desenmascarado y arrestado hace un año, el ‘hacker’ portugués Rui Pinto lanzó un nuevo golpe reivindicando el lunes la fuga de 715.000 documentos que comprometen a la multimillonaria angoleña Isabel dos Santos.
El filtrador, de 31 años, actuó «por deber ciudadano y sin contrapartida», con el objetivo de denunciar «las operaciones fraudulentas» de la hija del expresidente angoleño, apodada la «princesa», afirmaron sus abogados.
Los datos que entregó a «fines de 2018» a la Plataforma de Protección de Lanzadores de Alerta en África (PPLAAF) permitieron a un consorcio de medios de comunicación internacionales publicar el 19 de enero una amplia investigación, conocida como «Luanda Leaks», cuestionando el origen de la fortuna de la mujer más rica de África.
Este hombre de aspecto juvenil, de escasa estatura y de cabello castaño erizado, descrito por sus allegados como «sociable y jovial», fue arrestado en enero de 2019 en Budapest, donde vivía, a petición de las autoridades portuguesas.
Extraditado a su país y puesto en detención provisional, espera desde ahí ser juzgado por intento de extorsión y varios delitos informáticos vinculados con la fuga de los «Football Leaks».
Este hincha del Oporto y de Cristiano Ronaldo creó a fines de 2015 la web «Football Leaks» para, según explicó, desenmascarar «a los principales protagonistas de esta industria del fútbol deshonesta».
– Informático autodidacta y anticuario –
Los primeros documentos confidenciales publicados directamente en su web fueron contratos de jugadores y entrenadores pertenecientes al Sporting de Lisboa y al fondo de inversión Doyen, con sede en Malta, cuyas prácticas en la gestión de la carrera de los deportistas son polémicas.
A partir de 2016, «John» confió millones de documentos a un consorcio de medios europeos que revelaron los mecanismos de evasión fiscal, sospechas de fraude y de corrupción que implican a varias estrellas del balón y a importantes dirigentes de clubes.
El portugués, que llegó a Budapest como estudiante del programa Erasmus para cursar estudios de Historia que no ha acabado, decidió instalarse en Hungría y ganarse la vida ayudando a su padre en el comercio de antigüedades.
Originario de Vila Nova de Gaia, en los suburbios de Oporto, Rui Pinto no tiene formación avanzada en informática. Es un autodidacta que habría cometido su primer pirateo a los 23 años, robando 300.000 euros a un banco con sede en las Islas Caimán.
Negando haber perjudicado al Caledonia Bank, reconoció que conservó datos que «demuestran cómo las Islas Caimán han sido utilizadas a gran escala para practicar el blanqueo de dinero y la evasión fiscal».
– Denunciante o chantajista –
«John» también está acusado de haber querido chantajear al grupo Doyen. El jefe de Doyen, el portugués Nélio Lucas, fue contactado en 2015 por un supuesto Artem Lobuzov que le reclamó «entre 500.000 y un millón de euros».
Cuando Nélio Lucas acudió a la cita con su chantajista en una gasolinera a las afueras de Lisboa, el empresario se encontró frente al abogado de Rui Pinto en la época, también perseguido por la justicia portuguesa.
El ‘hacker’ admitió haber contactado con el fondo de inversión pero, según él, «únicamente para tener la confirmación de que habían actuado mal» y «saber cuánto estaban dispuestos a pagar» por evitar la publicación de nuevos documentos.
Tras su detención en Hungría, sus abogados lo han presentado como «un gran denunciante europeo» y «un amante del fútbol harto de las prácticas de las que ha ido teniendo conocimiento progresivamente».
El joven, cuyo juicio ha sido confirmado, acusa a las autoridades portuguesas de querer silenciarlo e impedir que siga colaborando con las investigaciones que se llevan a cabo en Francia, Suiza o Bélgica, que han abierto investigaciones sobre presuntas malversaciones en el fútbol.
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